Walk for Peace . Campeones africanos de atletismo corren por la paz en Kenia

20/07/2015 | Noticias

“Los robos de ganado, con sus represalias, los muertos y heridos, son habituales tanto al este como al oeste del Lago Turkana. Es necesario detener este ciclo de violencia”. El padre Raffaele Cefalo, misionero en una de las regiones más pobres de Kenya, habla con la MISNA mientras los campeones olímpicos corren en el polvo.

La MISNA lo contactó en la zona de Lodwar, la ciudad desde donde esta semana partió la “Caminata por la paz” (“Walk for Peace”), una marcha de 836 kilómetros que a lo largo de 22 días atravesará de norte a sur las tierras de los turkana, los pokot y los karimojong. Se trata de comunidades pastoriles que se enfrentan regularmente por la escasez de agua, la dependencia de la cría de ganado y la escasez de recursos. En mayo murieron violentamente 75 personas en sólo cuatro días. El año pasado, según la ONU, los muertos fueron 310 y los habitantes obligados a huir 220.000.

Para John Kelai, maratonista vencedor de la medalla de oro en los últimos Juegos de la Commonwealth, esas cifras son una herida abierta. Cuando tenía 13 años, perdió a tres tíos. Ahora, junto a estrellas del atletismo como el etíope Haile Gebrselassie y el ugandés Stephen Kiprotich, oro olímpico en la maratón de Londres 2012, quiere recoger fondos para sensibilizar a los jóvenes. El objetivo es recaudar 250.000 dólares para utilizar en programas educativos que podrían llegar a 10.000 estudiantes.

El padre Cefalo, un misionero comboniano, señala que se trata de una iniciativa sin precedentes. Recuerda que desde hace tiempo también la Iglesia y los misioneros están empeñados en frenar la violencia entre comunidades. “Las diócesis de frontera entre Kenya, Uganda, Etiopía y Sudán del Sur –dice el misionero– han lanzado un programa de sensibilización para la paz, que se llama Peace and Crossboard Evangelisation” (‘Paz y Evangelización a través de la mesa’). Los obispos y vicarios de Lodwar, Moroto, Torit, Gimma Bonga y Sodo están convencidos de que es indispensable demarcar líneas de frontera en zonas de alta tensión. Una de las prioridades es el llamado Triángulo de Ilemi, una zona de 14.000 kilómetros cuadrados. Y después está el petróleo, que en África con frecuencia es al mismo tiempo riqueza y maldición. “El descubrimiento de yacimientos de hidrocarburos en la cuenca del Lago Turkana –señala el padre Cefalo– ha agravado las rivalidades: los pokot quieren su parte y los límites de los condados son aún más calientes que antes”. Un motivo más para correr rápido, par llegar hasta la orilla del Lago Bagoria, el 6 de agosto

MISNA (Fundación Sur)

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