El lunes, 6 de mayo, a las 14:09h, un edificio de varios pisos en construcción se derrumbó en la ciudad costera de George, situada a unos 400 kilómetros al este de Ciudad del Cabo, en la provincia del Cabo Occidental. El pasado lunes los familiares de las víctimas, así como la comunidad local, mantuvieron junto al edificio derrumbado un minuto de silencio, exactamente a la misma hora de la catástrofe, con la intención de honrar las vidas perdidas y brindar apoyo a las familias afectadas. Los motivos del colapso aún están bajo investigación, aunque el enfoque principal sigue siendo los esfuerzos de rescate de las personas que siguen desaparecidas, así como la identificación de los fallecidos para que sus familias puedan ser notificadas. A las seis de la tarde del lunes 13 de mayo, el número de muertos ascendió a 32 personas. Un total de 61 personas han sido retiradas de los escombros y 20 aún están desaparecidas. Doce de los rescatados se encuentran actualmente en el hospital.
El primer ministro de Cabo Occidental, Alan Winde, declaró que las autoridades deben establecer la causa del trágico colapso, lo cual ha llevado a la creación de un expediente de investigación por el Servicio de Policía de Sudáfrica. Por su parte, el ministro de Obras Públicas e Infraestructuras, Sihle Zikalala, visitó el lugar del desastre junto con una delegación de profesionales del medio ambiente y expertos de la industria de la construcción con la intención de determinar el papel de los profesionales que participaron en este proyecto y evaluar el cumplimiento de las normas de construcción. Zikalala describió el incidente como “la mayor tragedia en la industria de la construcción desde 1994”.
El Ministerio de Obras Públicas e Infraestructura informó que trabajará junto con el Departamento de Empleo y Trabajo en la investigación del colapso. Las capas de actores de cualquier proyecto de construcción, desde arquitectos hasta ingenieros, contratistas, subcontratistas y proveedores, pueden ser tan difíciles de penetrar como las losas de hormigón derrumbadas. Dirigiéndose a los medios de comunicación, Zikalala reveló que el contratista principal, Liatel Developments, no estaba registrado en la Junta de Desarrollo de la Industria de la Construcción, mientras que Mitchell & Asociados se desempeñaron como ingenieros civiles, estructurales y como agente principal. Los planes para el desafortunado proyecto 75 Victoria fueron aprobados por el ingeniero consultor Atholl Mitchell. El Consejo de Ingeniería de Sudáfrica (Ecsa) confirmó al Daily Maverick que, previamente, el organismo había recibido una denuncia sobre una persona registrada, presuntamente Mitchell, que dio lugar a una subsecuente investigación, en la que se determinó que no había evidencia suficiente para “sugerir una transgresión del Código de Conducta aplicable para Personas Registradas”.
El electricista Delvin Safers fue una de las personas que quedó atrapada bajo los escombros del edificio, al lado del cuerpo inmóvil y silencioso de su colega. Él estaba muerto y Safers estaba aterrorizado. A pesar del miedo, recuerda que, en ese momento, sobre todo, estaba triste por el hombre que se había convertido en su amigo después de trabajar juntos durante siete meses en la construcción. Apenas unos minutos antes de la catástrofe, Safers había estado discutiendo un problema eléctrico con su colega en el tercer piso cuando, sin advertencia, el suelo se abrió debajo de ellos. Después del shock inicial, Safers tuvo más esperanzas de sobrevivir.
«Puedo ver esa fracción de segundo cuando caímos porque todavía recuerdo haber mirado a [mi colega] cuando todavía estaba cayendo. No entré en pánico. Durante las siguientes 15 horas estuve tranquilo. Estaba esperando allí, esperando. Esperando y rezando para que alguien nos encuentre«.
Durante la primera noche se llevó a cabo en la superficie una compleja operación de rescate con maquinaria pesada como excavadoras, mientras que decenas de personas también retiraron los escombros a mano en un lento proceso. Después de un par de horas más, la fortaleza y optimismo de Safers cedió y la esperanza que sentía se convirtió en desesperación. Su cuerpo temblaba incontrolablemente, le temblaban las piernas del dolor, le dolía la espalda y empezaba a dudar de que saldría con vida. Por suerte, Safers tenia acceso a su móvil, por lo que pudo mantenerse en contacto con su familia. Las notas de voz que enviaba a su pareja y a su hijo, Zyar, de dos años, se volvían cada vez más desesperadas. Safers dice que pensar en su hijo es lo que lo mantuvo luchando por mantenerse con vida.
“Podía escuchar que los equipos de rescate estaban cerca, pero cada vez que parecían acercarse pasaban las horas y no pasaba nada y todo parecía demasiado”.
Finalmente, después de más de 28 horas bajo los escombros, Safers fue rescatado y trasladado al hospital para recibir tratamiento por heridas leves, un corte en la cabeza y una costilla fracturada, y fue dado de alta del hospital después de sólo dos días. Aún le queda un largo camino para recuperarse de lo vivido, aunque dice que ahora su preocupación es por las personas que aún siguen atrapadas.
Fuentes: Daily Maverick – NewTimes – Daily Maverick
Imagen: ZenJoe
[Traducción y edición, Micaela Llona Bavestrello]
[CIDAF-UCM]
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