Investigadores locales dirigidos por el Departamento de Geología de la Universidad de Nairobi, y por el Instituto de Investigaciones Médicas de Kenia, han presentado muestras de que la temperatura ha aumentado cuatro grados en las zonas de alrededor del lago Victoria, incrementando la prevalencia de la malaria.
La investigación, también con los Centros estadounidenses de Control de Enfermedades, CDC, muestra que, las crecientes sequías en la región, especialmente en las inmediaciones de Kericho, es una muestra inequívoca del calentamiento global. Estos lugares no eran propensos a la malaria, “creemos que los casos de malaria han aumentado en esta zona, lo podemos saber por el número de hospitalizaciones por esta enfermedad en la región”, asegura uno de los investigadores, Daniel Olago.
El CDC también ha observado que la gente de la zona ha consumido más medicamentos contra la malaria este año que en años anteriores. El aumento de las temperaturas en la región está haciendo que aumenten las posibilidades de la malaria, según el doctor Olago.
Olago añadió que el incremento de las temperaturas en el oeste y en Nyanza, de Kenia y la vecina Uganda, cerca de Entebe, ha aumentado la densidad de parásitos y en la mayoría de los casos de enfermedad, afectan a niños menores de cinco años. “Esto demuestra que existe un cambio climático y ahora que también hemos notado que la estación seca se está volviendo más duradera que antes. También son responsables de laos cambios de la estación de lluvias, las inundaciones y las sequías”, declaró uno de los investigadores de la Universidad de Nairobi.
El doctor Akhwale, jefe del Departamento de Control de enfermedades del ministerio de Salud Pública, admitió que el cambio climático es un gran obstáculo en la lucha contra la malaria en los alrededores de la cuenca del lago Victoria.
A pesar del descenso de los casos de Malaria en Kenia, hay zonas que se han mostrado propensas a la enfermedad en algunas partes del Valle del Rift y en las provincias del oeste, según el informe de la investigación.
Esta investigación también culpa a la destrucción del bosque Mau de ser un obstáculo en la lucha contra la malaria. Esta iniciativa de investigación sigue en marcha y se completará en dos años.
La media geométrica de la densidad del parásito de la malaria presentó dos grandes puntos máximos en mayo y en noviembre, que corresponden con las pautas de las dos estaciones lluviosas, la de los meses de febrero a junio y la de los meses de septiembre a diciembre.
“Estas pautas de lluvias crean varias ocasiones de cría para los mosquitos. Al aumentar el vector de la población, también aumenta la malaria. Otros resultados muestran que los niños de menos de 5 años, tienen mayores niveles de densidad del parásito que los adultos”, asegura Olago. Como ahora las pautas de las lluvias están cambiando, se pueden encontrar casos de transmisión de malaria en julio o enero.
(Africa Science News, 11-12-08)