La promulgación por parte de los miembros del parlamento del proyecto de la draconiana ley de comunicación de Kenia, el pasado día 10, es la culminación de un proceso orquestado que se remonta a una década.
La libertad de prensa ha sido muy difícil de alcanzar, para los medios, desde 2005. La batalla por la libertad de los medios de comunicación ha sido larga y peligrosa.
En 1997, el gobierno presentó unas pautas para la política de Telecomunicaciones y del sector postal, que pavimentaron el camino al Acta de Comunicaciones de Kenia de 1998.
Pero con los rápidos cambios que se han producido en la industria de la comunicación, el Acta resultó ser inadecuada, y necesitaba algunas reformas.
En enero de 2006, el gobierno hizo pública la política Nacional de Información y Comunicaciones, ICT, y con ella el proyecto de ley de reforma de Comunicaciones de Kenia.
Al mismo tiempo, el gobierno presentó la ley de los medios de comunicación, y creó el Consejo de Medios de Kenia, que también contenía algunas clausulas ofensivas.
Fundamental entre las clausulas estaba la de que los editores serían obligados a desvelar las fuentes confidenciales de sus historias si la información llegaba a ser un caso en los tribunales.
Esta clausula provocó duras reacciones entre los diversos colaboradores de los medios de comunicación y la sociedad civil, que reclamaban que el gobierno utilizaría esta clausula para negar a los medios la manera de poner en evidencia la podredumbre en sus pasillos.
El 15 de agosto del año pasado, miembros del “cuarto estado” de Kenia celebraron una manifestación pacífica bajo el lema “Sin Comentarios”.
(The Standard, 12-12-08)