En Africanía, Charlamos con Javier Larequi @javier_larequi @ncid_unav @ICS_unav sobre el proyecto “Brechas de información y migración irregular”, que está teniendo lugar en Gambia, y de la segunda edición del “Taller de empoderamiento de África” para economistas africanos.
Rafael Sánchez: Háblanos sobre los proyectos que tenéis en macha. Uno de ellos se titula “Brechas informativas y migración irregular” que está teniendo lugar en Gambia para el estudio de la migración irregular, tanto hacia Europa como hacía los países locales. ¿Cómo se gesta este proyecto?
Javier Larequi: Los oyentes saben perfectamente que la migración en África, tanto la que se produce entre los países africanos, como la que se produce entre África y Europa, es uno de los mayores retos que existen actualmente. Así se trató en la reciente cumbre entre África y Europa. Siendo conscientes de esto, uno de nuestros investigadores residentes (Tijan Bah), que es de Gambia, observó como muchas personas en su país utilizaban rutas migratorias muy peligrosas para llegar a Europa y que no conocían otras alternativas mucho más factibles. Por ejemplo, viajar primero a Senegal, donde existen posibilidades importantes de trabajo en áreas urbanas y rurales. Lo que nuestro investigador realizó fueron una serie de encuestas a estas personas para conocer sus motivaciones, sobre todo quería ver las diferencias entre las motivaciones antes de la pandemia, durante y después. Esto ha adquirido más relevancia aún si cabe con los datos que tenemos del año 2021, donde más de cuatro mil cuatrocientas personas perdieron la vida en pateras que tenían como destino las costas españolas. Nos tomamos muy en serio esta cuestión, dado que hay vidas en juego.
R.S.: En principio, era un estudio que ibais a intentar llevar a cabo con cuatro mil personas en los asentamientos de Gambia y con tres enfoques diferenciados. Uno de ellos era hacernos llegar estas informaciones. ¿Qué cifras habéis obtenido o estáis obteniendo?
J.L.: El proyecto sigue en marcha, pero ya existen datos publicados de esa comparativa de la que te hablaba entre los resultados antes de la COVID-19 y los resultados después. Concretamente, durante el período que va desde el 2019 al 202, se hicieron encuestas a un total de 3.702 hombres, en 391 asentamientos de Gambia. Lo que se vio fue que el 65 % de los jóvenes tenían intenciones de migrar, pero la pandemia había rebajado estas intenciones en un 30 %, sobre todo en aquellas personas que guardaban algunas inseguridades en cuanto a esa decisión, también en aquellos individuos que no poseían unas condiciones económicas suficientes. Hemos observado también que en el último año y medio han subido también los costes para migrar. La finalidad es ofrecerles mejores alternativas para hacerlo, darles información acerca de los riesgos de estos viajes a través de información empírica, estadísticas de problemáticas que puedan surgir a lo largo del viaje, que desafortunadamente son muy altas y, sobre todo, hacerles llegar la alternativa de Senegal, o la de la formación profesional en el propio país, donde también existen algunas posibilidades de prosperar.
R.S.: ¿Hay relación entre la información de los peligros que conlleva el viaje y la migración real?
J.L.: Sí, realmente hay una relación. Lo que se ve en los estudios es que las personas que tienen intención de migrar, muchas veces, no conocen todos los riesgos que ello conlleva, al menos en el caso de Gambia (cuyos migrantes tienen como principales destinos Italia y España), y eso está relacionado con la gran mortalidad que estamos registrando y con la brecha de información que existe. Debido a ello, y lo que nos parece más importante, no conocen las alternativas locales que tienen tan cerca. Por eso, nosotros nos dedicamos a darles toda esa información y ellos, libremente, tomas sus propias decisiones.
R.S.: Otro de los proyectos que estáis llevando a cabo en el Centro de Navarra para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Navarra (NCID) es un taller de empoderamiento de África para economistas. Además, creo que este año es el segundo encuentro que realizáis. Cuéntanos un poco de este proyecto.
J.L.: Eso es, además lo realizamos con la Universidad de Pensilvania y con el Banco de la Reserva Federal de Filadelfia. Esto nace de una reflexión conjunta de todos estos actores que hemos mencionado, en la que nos dimos cuenta de que era necesario fomentar la formación y la capacitación de los universitarios africanos para mostrarles que también podían desarrollar su vocación investigadora. En Estados Unidos tienen mucho interés en recibir talento africano para que, luego, ese mismo talento pueda aportar algo al desarrollo de sus propios países. De lo que se trata es de mejorar la formación universitaria africana a través de estas jornadas con expertos de gran reputación que les explican cómo, con la economía como vector, se puede incrementar el desarrollo y el bienestar en sus países de origen. Las ventajas que nos dan las herramientas de comunicación telemática hacen que este tipo de formaciones y eventos sean más factibles. Además, también conocen las posibilidades que les ofrece la Universidad de Pensilvania, a través de ejemplos de otros africanos que han estudiado allí y ahora tienen un doctorado. Estamos muy satisfechos ya que hemos tenido un total de 150 estudiantes africanos, el año pasado fueron la mitad, así que, en ese aspecto, hemos mejorado.
R.S.: ¿De qué países provienen estos estudiantes que asisten a los talleres?
J.L.: En total son quince países. desde el NCID nos hemos preocupado por generar una buena red de contacto en África. Estaríamos hablando de Sudáfrica, de Gambia, de Nigeria, de Kenia, también Ghana y Benín, pero fundamentalmente tenemos más representación de Sudáfrica, Kenia y Nigeria, que son con los que trabajamos más habitualmente. También hemos contado con estudiantes africanos pero que ya estudian en Europa, pero lo que nosotros priorizábamos era trabajar con aquellos estudiantes africanos que estudiaban en el propio continente.
R.S.: Esto me recuerda a un proyecto que está impulsando la Unión Africana para aumentar el número de estudiantes, sobre todo en ciencias. Una de las preguntas que repetís en los diferentes talleres es: ¿Qué hacen los economistas en la economía del desarrollo? ¿Consiste en demostrarles que hay una capacidad real de influir en la economía africana que repercuta en la mejora del continente?
J.L.: Bueno, no soy economista, pero, justamente, el proyecto del que hemos estado hablado a lo largo de la entrevista muestra como un africano (Tijan Bah) trabaja con nosotros para tratar de aportar a su país a través de sus investigaciones, a través de esa formación que las personas que habitan en estos países no tienen, directamente, las herramientas para encontrar. Además, se trata también de hacer ver que, desde la disciplina económica, se puede ayudar a tu país sin ni si quiera residir en él y volver con una formación consolidada, que puede ayudar a la formación de otros. Desde el NCID somos unos convencidos de que la educación es la herramienta más transformadora que existe.
Fuente: Africanía
[Transcripción, Mario Civantos González]
[CIDAF-UCM]
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