Sudán: Acuerdo de paz en la guerra del Sur

10/01/2005 | Opinión

El Gobierno de Sudán y los rebeldes del sur ponen fin a 22 años de guerra civil. El pacto abre la vía para la secesión del sur del país y permite compartir los ingresos petroleros.

Estas son las claves del acuerdo firmado:

EJÉRCITO. Ambas fuerzas se fusionarán en un cuerpo de 39.000 efectivos, si el sur rechaza la secesión en seis años.

AUTONOMÍA. El sur gozará de autonomía por seis años, seguida de un referéndum.

RIQUEZA PETROLERA. A ser compartida en partes iguales.

SHARIA O LEY ISLÁMICA. Regirá en el norte del país. Una asamblea electa decidirá sobre su aplicación en la capital, Jartum.
También exime de los cristianos y animistas del sur de la ley islámica, y propone un referéndum dentro de seis años sobre la posible independencia del sur del país más grande del continente.

De esta manera, el Gobierno de Sudán y los rebeldes del sur pusieron ayer fin a más de dos décadas de guerra civil con la firma de un acuerdo de paz. El pacto, logrado tras tres años de negociaciones y respaldado por Estados Unidos y la UE, prescribe que la ley islámica no será aplicada en el sur por seis años. Tras este periodo, los habitantes de la región rebelde podrán votar la secesión. Si el país permanece unido, los combatientes de ambos bandos formarán un único ejército. Además, y con efecto inmediato, las partes acordaron compartir las ganancias por las ventas de petróleo. Tras el apretón de manos hubo bailes africanos, canciones, vítores e invocaciones a Dios y a Alá para celebrar el fin de una guerra que se ha cobrado la vida de más de dos millones de personas, a causa de los combates, el hambre y las enfermedades exacerbadas por la contienda. La guerra ha enfrentado desde 1983 al norte musulmán con los rebeldes del sur, que se levantaron en armas cuando el régimen de Jartum impuso la sharia o ley islámica en todo el país, incluido el sur, donde la población es mayoritariamente animista o cristiana. Las conversaciones de paz se iniciaron en 2002 y han desembocado en la firma de siete protocolos y un acuerdo de alto el fuego permanente.

Los acuerdos prevén un periodo de transición de seis años durante el cual la ley islámica no será aplicada a las comunidades sureñas y a cuyo término se celebrará un referéndum en el que la población decidirá si se independiza del norte musulmán. Si esto no se produce, los militares de ambos bandos formarán un único ejército que se calcula tendrá unos 40.000 efectivos. Las partes también han acordado compartir al 50% los beneficios de los yacimientos petrolíferos, el dispositivo de seguridad que prevalecerá en el país durante la transición, fórmulas para compartir el poder político y el estatus y administración de las montañas de Nuba, el Nilo Azul y Abyei, regiones entre el norte y el sur del país en disputa por ambas partes.

El documento por el que se garantiza la paz fue firmado por el vicepresidente sudanés, Ali Osman Mohamed Taha, y el líder del rebelde Ejército Popular de Liberación de Sudán (EPLS), John Garang, en un estadio de Nairobi, capital de Kenia. El jefe de Estado del país anfitrión, Mwai Kibaki, y el de Uganda, Yoweri Museveni, fueron los testigos de honor de un acto al que asistieron también los presidentes de Tanzania, Argelia, Ruanda, Burundi y Somalia, los primeros ministros de Etiopía y Chad, los vicepresidentes de Suráfrica y Nigeria, el secretario general de la Liga Árabe, diplomáticos de otros países y la keniana Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz.

Apoyo de EE UU y la UE
El secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, fue la primera personalidad internacional que suscribió el documento como testigo, y le siguieron representantes de la UE y la ONU. Powell reiteró que Sudán «es una prioridad» para el presidente estadounidense, George W. Bush, y prometió el apoyo de EE UU. También se refirió al conflicto paralelo de la región noroccidental de Darfur, que desde febrero de 2003 ha causado más de 70.000 muertos y más de un millón de desplazados. «Queremos ver desde hoy rápidas negociaciones para acabar con el conflicto de Darfur», señaló el secretario de Estado. El presidente sudanés afirmó que este acuerdo de paz es «una hoja de ruta para resolver el conflicto de Darfur» y aseveró que una vez haya paz en todas las esquinas del país, «Sudán será un ejemplo de tolerancia y de coexistencia de diversas tradiciones».

El comisario europeo de Desarrollo, Louis Michel, dio ayer desde Bruselas la enhorabuena a las partes por haber concluido con éxito las negociaciones y señaló que la Comisión Europea está dispuesta a apoyar tanto financiera como técnicamente la aplicación del acuerdo de paz. Michel expresó que el pacto debería allanar el camino para la rehabilitación y reconstrucción de todas las partes de Sudán, «aliviando así el gran sufrimiento» de la población.

El presidente keniano recalcó que la paz sudanesa también marca «una nueva era en África en la que los conflictos pueden ser resueltos pacíficamente y a través del diálogo». «Si África va por detrás del mundo es principalmente debido a los conflictos. No podemos permitirnos resolver nuestras diferencias mediante la guerra», dijo Kibaki.
El líder del rebelde EPLS, John Garang, se refirió a la paz como «el mejor regalo de año nuevo posible». «Ya no caerán bombas desde el cielo y podremos oír cantar a los niños», dijo Garang, quien ordenó la liberación inmediata de todos los prisioneros de guerra en custodia del EPLS. «Este acuerdo cambiará Sudán para siempre y traerá transformación democrática y una unidad basada en la voluntad del pueblo y no en la guerra», agregó.

La crisis de Darfur queda fuera del acuerdo
El conflicto de Darfur quedó fuera del acuerdo de paz firmado ayer entre el Gobierno de Sudán y los rebeldes del sur el país. Hubo declaraciones de buenos propósitos por parte de las autoridades y exigencias de Occidente para poner fin a esa catástrofe humana. Las conversaciones de paz para la región de Darfur están estancadas desde el pasado 13 de diciembre, cuando fracasó la cuarta ronda de negociaciones al levantarse los representantes de los grupos rebeldes de la mesa del diálogo instalada en Abuya, capital de Nigeria. Los rebeldes dijeron que sólo volverían a las negociaciones si el Gobierno interrumpía los ataques a sus posiciones en Darfur. Los mediadores de la Unión Africana decidieron aplazar las conversaciones hasta este mes.
El representante de la Unión Europea presente en la firma del acuerdo de paz, el ministro de Desarrollo luxemburgués, Charles Goerens, manifestó que la UE está «seriamente preocupada por la escalada de la violencia en Darfur» y expresó su esperanza de que el acuerdo «allane el camino hacia la paz en todas las regiones». También el secretario general de la ONU, Kofi Annan, afirmó, en un comunicado leído por su enviado especial para Sudán, Jan Pronk, el deseo de que «la solución a la crisis de Darfur se inspire en el pacto entre norte y sur».
El conflicto de Darfur estalló en febrero de 2003, cuando el Gobierno y los rebeldes del sur ya negociaban poner fin a dos décadas de guerra civil. Dos grupos, el Movimiento de Liberación de Sudán (MLS) y el Movimiento por la Justicia y la Igualdad (MJI), se rebelaron en protesta por la marginación de la región noroccidental de Darfur. Desde entonces, los enfrentamientos de los rebeldes con el Ejército sudanés y las milicias Yanyauid, aliadas de Jartum, han causado más de 70.000 muertos y una de las peores crisis humanitarias actuales, con el desplazamiento interno de un millón de sudaneses y la huida hacia Chad de 150.000 refugiados.
Fundacion Sur de El País y BBCMundo.
Nairobi, 10-01-05

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