Según refiere la redacción del diario digital Jornal de Angola, la Embajada de Angola en Brasil ha anunciado que ya están en marcha los procedimientos para la actualización del censo de población angoleña en el país sudamericano con el objetivo de que, por primera vez, los miembros de la diáspora angoleña en Brasil, alrededor de 10.000 ciudadanos distribuidos principalmente entre Río de Janeiro, Brasilia y Sao Paulo puedan participar en los comicios generales de Angola, que se celebrarán en la segunda mitad de 2022. Para acelerar el proceso, miembros de la sección consular de la Misión Diplomática de la República de Angola en Brasilia visitarán varios Estados de Brasil para recoger datos de cara a una mejor organización del proceso. Los miembros de dicha sección recibirán formación sobre técnicas de censo y gestión electorales.

Este caso particular induce a una reflexión acerca de la emigración africana. Cuando muchos ciudadanos de un país africano emigran hacia otros países (situados en América Latina, Norteamérica, Europa...), teniendo sentido en este caso la emigración de Angola a Brasil al ser dos países lusófonos (que comparten el portugués como lengua hablada), muchas veces esta población se encuentra con graves dificultades al llegar, no sólo por la realización de trámites burocráticos en un país del que tal vez se puede desconocer la lengua y en el que no se tienen fuentes de ingreso iniciales ni vivienda, sino también por las posibles políticas restrictivas con la inmigración de los Estados receptores, como se ha visto en algunos Estados miembros del Sur de la Unión Europea. De este modo, muchas veces el apoyo que puedan prestar los países a sus ciudadanos connacionales desplazados al exterior por necesidades económicas o de diversa índole es esencial para la subsistencia y progreso de los mismos, y a tal efecto se requiere un servicio diplomático (misiones diplomáticas para la representación política y oficinas consulares para trámites administrativos, interesándonos más en este caso por estas últimas) eficiente y con suficientes recursos para llegar a toda esa diáspora. Sin embargo, numerosos Estados no pueden invertir muchas reservas económicas en ese servicio diplomático por inestabilidad interna o déficit presupuestario, de tal forma que los connacionales no pueden recibir asistencia o protección en caso de necesitarla, ni tampoco pueden ejercer el derecho al voto, de modo que se ven en una situación de desventaja con respecto de sus compatriotas que permanecieron en el país.

Así pues, una mayor inversión por parte de los gobiernos de los Estados africanos en sus misiones diplomáticas y oficinas consulares en el exterior permitiría la supresión de las desigualdades entre los habitantes de Angola y la población emigrante, además de garantizar su derecho al voto, que aunque esté reconocido legalmente, como se espera de toda democracia en la actualidad, muchas veces no se puede ejercer en el terreno práctico por la insuficiencia de medios.

Fuente: Jornal de Angola.

[Traducción y edición, Félix Núñez Ruiz]

[CIDAF - UCM]

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