Kenia: ¿Cómo los líderes de la época de la independencia se han hecho con las tierras de los blancos?

2/12/2009 | Opinión

El fracaso del gobierno británico y del Banco Mundial, al no haber proporcionado suficiente dinero para comprar todas las tierras en las áreas planificadas, también conocidas como las Tierras Altas Blancas, ha impulsado rápidamente una desenfrenada espiral de tratados privados de compra de tierras, que ha inclinado la balanza en favor de la élite política, los funcionarios civiles de alto rango y la gente de negocios.

Los registros territoriales y alguna correspondencia indican que en diciembre de 1966, el señor Kenyatta compró más de 3.895 hectáreas en Nairobi y Ruiru compró tierras por un coste total de 472.740 chelines keniatas [unos 6.500 dólares estadounidenses, por aquel entonces no existía el euro].

La tierra se registró tanto a nombre del señor Kenyatta como al de su mujer Mama Ngina, o al de sus dos hijos mayores Peter Magana y Peter Muigai.

Ciertos documentos y archivos, que no se han visto hasta ahora, muestran que el gobierno también dio al señor Kenyatta unas 178 hectáreas en Nairobi y él fue más lejos con 509 hectáreas encabezando el pack de la propiedad más grande del país.

El gobierno británico descartó la donación gratuita de tierras durante las negociaciones para la independencia y una cláusula constitucional que garantizaba a los blancos su “derecho a la propiedad”, el cual lleva a la palestra la “santidad de un título de prosperidad”.

Eso allanó el camino a los políticos de la independencia, encabezados por la familia Kenyatta, para amasar una fortuna al “comprar” la tierra de los propietarios blancos que huyeron en las áreas planificadas.

En los archivos disponibles aparece que la mayoría de los líderes políticos, empresarios y las compañías que compraron terrenos se beneficiaron de la incapacidad del entonces nuevo gobierno para comprar todas las tierras que estaban en oferta.

En verdad, el fracaso por parte del gobierno británico de asignar más dinero para comprar terreno en las Tierras Altas Blancas es visto hoy en día como el inicio de esta batalla campal de compra de tierra, que dejó a los que no tenían un penique peleándose por arañar un pequeño trozo de shamba [pequeño huerto casero]. Esto también provoca intercambios de tierras hasta ahora nunca vistos en la historia de este país.

Las tierras cambiaron de manos en una sucesión rápida, mientras miles de desesperados agricultores blancos que optaron por marcharse, no tuvieron otro remedio que vender sus tierras. Los políticos con poder y dinero, así como empresarios con liquidez en efectivo se las ingeniaron para conseguir miles de acres, creando una nueva elite africana.

Son estas transacciones las que durante años han formado el discurso nacional sobre si la tierra, especialmente en el valle del Rift y otras áreas planificadas, se adquirió correctamente o fue una apropiación indebida. Pero algunos detalles en los documentos del gobierno muestran que, de hecho, algunas tierras fueron compradas por individuales.

Todavía sin tierra

Pero lo que es cuestionable es por qué el gobierno permitió a particulares apropiarse de grandes extensiones de tierra cuando millones de personas todavía no tenían tierras.

Por ejemplo, al año escaso del comienzo del régimen de Kenyatta, Mama Ngina compró 1.006 hectáreas en Dandora a los señores Hendrik Rensburg, por 200.00 chelines keniatas [2.700 dólares]. En uno de los documentos del gobierno figura la cifra de 2.000.000 de chelines [27.000 dólares], una suma astronómica en ese momento.

En la misma zona, Peter Muigai Kenyatta compró por 51.000 chelines unas 700 hectáreas y más de 1.266 hectáreas en el noreste de Nairobi, por 87.000 chelines keniatas.

¡La única tierra registrada a nombre de Jomo Kenyatta, en 1964, fue una granja de 5 hectáreas que compró al señor Wood J.R. por 400 chelines! Sus dos hijos, Muigai y Magana, también compraron 165 hectáreas en Ruiru por 9.900 chelines keniatas, o sea, 60 chelines por acre.

El señor Kenyatta también pago 45.000 chelines keniatas para adquirir 100 hectáreas en Dandora como “fiduciario para su hijo menor Uhuru”.

Asimismo, el ex presidente Daniel Arap Moi compró, en 1964, 2.344 acres en Kampi-ya-Moto, por 60.000 chelines kenianos. Esto parece una adquisición modesta cuando se compara con las pautas de adquisición del año1964, en el que se ofertaban grandes extensiones de tierra.

La mano derecha de Kenyatta, el ministro de estado Mbiyu Koinange, también compró 645 hectáreas en Limuru, por 497.000 chelines kenianos, mientras que otro ministro del gobierno, Ngala Mwendwa, fue a por una finca cafetera de 932 acres, en Kahawa, valorada en 240.000 chelines.

El primer vicepresidente Jaramogi Oginga Odinga parece que no compró tierras con su nombre pero lo hizo con la empresa Luo Thrift and Trading. En 1964 compró 394 acres de la finca de B.H. Patel, en Miwani, y 401 acres más en 1965, a C. Patel, por 255.000 chelines.

Sin embargo, algunas de las transacciones de tierras más grandes las realizaron compañías organizadas para la compra de tierra, que compraron libremente las tierras en venta. Una de esas granjas es la de Kimbaya, en Eldoret, donde unos pirómanos prendieron fuego a una iglesia, durante la violencia post electoral.

Los documentos ahora indican que Kiambaa Farmers Co-operative compró una granja de 500 acres a Giuseppe Morat, en 1967, por 80.000 chelines. Otra granja, que siempre ha sido sinónimo de enfrentamientos triviales es la granja de Kamwaura, en Molo, que se compró en 1967 por 240.000 chelines keniatas. La granja de 1.636 acres fue el primer testigo de enfrentamientos, en 1990 y fue comprada a Lionel Caldwell, que abandonaba el país.

Otras empresas grandes que compraron tierras en la zona fueron Kipsitet Farmers Co-operative que compró 2.302 acres de tierra, en Kericho, por 300.000 chelines kenitas a Margaritis Ltd.

Una de las ventas más grandes que hizo una sociedad cooperativa fue en 1965, cuando Ngati Farmers Co-operative compró 16.000 hectáreas, por 1,6 millones de chelines a Maiella Ltd en Naivasha. En 1969, seguía siendo una de las granjas más grandes jamás compradas por una sociedad y, aparte de Mama Ngina, nadie había pagado esa cantidad tan alta por una tierra.

Otro gran terrateniente en Nairobi, que salió bastante pronto, es el político Gerishon Dirima, que compró más de 1.000 acres en distintas zonas de Nairobi, convirtiéndose en uno de los más grandes magnates particulares, propietarios de la ciudad.

En la parte occidental de Kenia, los ex ministros Burudi Nabwera y Benna Lutta fueron algunos grandes compradores de tierras. Nabwera, que entonces era diplomático en Washington, compró 1.221 acres en Trans Nzoia, por 240.000 chelines a Ellen Jervis, mientras que Benna Lutta, que después fue juez, compró 1.685 acres en Kwanza.

El ministro del gobierno Paul Ngei figura como que compró una finca de 1.263 acres en Machakos a Kakuzi Fibreland Ltd. Otro ministro, Julios Gikonyo Kiano, compró 176 acres en Kabete, que más tarde vendió a la Universidad de Nairobi.

Otros diputados que compraron grandes granjas son Willy Kamuren (1.433 acres en Molo), JM Kariuki (880 acres en Ol Kalou), Fred Dubai (684 acres en Njoro), Harry Onamu (349 acres en Turi) y Yego Arap Kibomet (1.496 en Moiben).

Mientras todo esto tenía lugar, Gran Bretaña mantuvo un estricto control de las transacciones privadas de tierras y el alto comisionad de Nairobi pedía de vez en cuando información.

En los documentos aparece que Kenia y el gobierno británico establecieron el Caren Working Party dirigido por un tasador profesional, C.J. Caren, que creó normas para comprar las tierras.

Mientras, el Ministerio de la Tierra y Asentamiento, a través del Fondo Fiduciario para el Asentamiento, buscaba granjas para comprar y empezó a enfrentar a la competencia de colonos blancos que también se compraban tierras unos a otros, para estabilizar los precios y con intenciones especulativas.

Jackson Angaine, ministro de Tierra y Asentamiento, se dio cuenta de esta tendencia en 1966, después de obtener una copia del informe de ventas y los nombres de los compradores le comento a su secretario permanente: “Estoy bastate sorprendido de ver una larga lista de granjas que cambia de unas manos a otras. Podemos discutirlo”.

Sea lo que sea lo que discutieron, las transacciones continuaron creando una nueva clase de familias propietarias.

En el momento, la compra de tierras se convirtió en un asunto político y en la locura, sólo los que tenía la información apropiada, eran los que prosperaban.

Por John Kamau

Publicado en Daily Nation, Kenia, el 11 de noviembre de 2009.

Traducido por Pilar Maroto Montalvo, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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