Invertir en la juventud africana hoy para un mañana más brillante

2/11/2021 | Opinión

En los últimos años, los debates políticos sobre África se han visto empañados por cuestiones demográficas que a menudo proponen personas que promueven el control de la población y la caída de las tasas de fecundidad.

Las proyecciones de la ONU sobre la población mundial han alimentado ese debate: su pronóstico de que «la población de África se duplicará para 2050» se ha convertido en un cliché. Esto a pesar de que las tasas de fertilidad en el continente han estado en declive a largo plazo, cayendo en más del 36 % desde 1970 a 4.2 nacimientos por mujer.

Es aún más perturbador que los expertos se apresuren a utilizar estos clichés para describir una región que aún se tambalea por los efectos de varios siglos de esclavitud y colonización, que diezmaron su población.

Según las estimaciones más recientes, África tiene la densidad de población más baja del mundo, con 46 personas por kilómetro cuadrado, frente a 150 en Asia y 112 en Europa.

¿Cómo se relacionan desarrollo y demografía en África?

A principios de este año, el “Africa Progress Group”, presidido por Olusegun Obasanjo, ex presidente de Nigeria, publicó su informe anual titulado “Making Africa’s Population an Asset”. El estudio es una contribución bienvenida a los debates sobre la relación entre la demografía y el desarrollo en África.

En cuanto a la trayectoria de crecimiento de la región, la incapacidad de invertir de manera sostenible en los jóvenes africanos y desplegarlos de manera eficaz para hacer frente a los principales desafíos del desarrollo, desde la salud y la seguridad hasta el comercio y la infraestructura, ha sido muy costosa.

libro_cultura_joven_chica_mujer_cc0-5.jpgPor ejemplo, en lugar de utilizar programas de trabajo público para ampliar las oportunidades laborales de los jóvenes en un continente donde las tasas de desempleo han estado en los niveles de la Gran Depresión durante décadas, los gobiernos han dependido habitualmente de socios internacionales para construir infraestructura.

Una consecuencia de esto ha sido el debilitamiento del proceso de aprender haciendo, que margina a los jóvenes africanos y exacerba los riesgos de la trampa de la deuda asociados con los modelos de crecimiento dependientes del exterior.

Pero los costos de no invertir o movilizar recursos para la juventud también se están manifestando en el ámbito de la salud pública, como lo demuestran las dificultades de la región para manejar la crisis de la covid-19. La pandemia ha provocado enormes costos humanitarios y financieros, lo que ha llevado a la economía mundial a una recesión aguda sincronizada, con África sufriendo su primera recesión en más de 25 años.

¿Por qué falta Inversión en el capital humano?

Siguiendo el adagio de Churchill de «nunca dejar que una crisis se desperdicie», la pandemia también ha creado enormes oportunidades para la expansión del balance corporativo y una mayor relevancia del capital humano.

Los países que han invertido con éxito en su población y han desarrollado infraestructuras económicas y de investigación de cosecha propia han fabricado vacunas eficaces en un tiempo récord.

Estas naciones están cosechando los beneficios de una inversión sostenida en capital humano, que se refleja no solo en un repunte económico más fuerte en una recuperación divergente impulsada por las vacunas, sino también en el retorno de la inversión, con algunos gigantes farmacéuticos obteniendo superbeneficios a través de la escasez de vacunas bajo la bandera de protección de la propiedad intelectual.

África, que adolece de una escasez de investigación e infraestructura económica, ni siquiera participó en la carrera mundial para fabricar vacunas. Como resultado, la mayoría de las naciones africanas han sido secuestradas al margen de la lucha mundial por las vacunas.

Esto refleja la mentalidad global de juego de suma cero en la que el acceso a las vacunas se ha visto inhibido por las limitaciones del lado de la oferta agravadas por motivos de maximización de beneficios, el almacenamiento de las principales naciones productoras de vacunas y los acuerdos de compra anticipada de los países más ricos del mundo.

Las consecuencias de no convertir a la población de África en un activo son igualmente importantes y evidentes en el ámbito de la seguridad. Un continente de más de 1.400 millones de personas que se enfrenta a redes terroristas transnacionales insurgentes ha optado por subcontratar sus imperativos de seguridad, principalmente a sus antiguos colonizadores.

En lugar de lograr la paz y la seguridad, el resultado ha sido la expansión y el atrincheramiento de las redes terroristas en África y el aumento de las víctimas durante la última década.

Irónicamente, estas antiguas potencias coloniales están, en yuxtaposición con África, enfrentando desafíos en torno a sus poblaciones envejecidas. Pero las guerras no las libran personas mayores, sino hombres y mujeres jóvenes. Y África, el continente más joven del planeta, tiene el 70 % de su población menor de 30 años.

Hippolyte Fofack @FofackHippolyte

Fuente: New African

[Edición y traducción, Lázaro Bustince]

[CIDAF-UCM]


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