Rafael Sánchez: ¿Quién es Kibila Steven?
Kibila Steven: Tengo 21 años, soy de Uganda. Ahora estoy estudiando música en una escuela de música profesional en la que estudio piano y violín.
R.S.: ¿También música tradicional?
K.S.: Sí, también.
R.S.: ¿Y algún instrumento de música tradicional?
K.S.: Sí, toco el dungu, un instrumento parecido al arpa y todo tipo de percusión.
R.S.: ¿Por qué ese amor hacia la música y hacia el baile?
K.S.: Yo utilizo la música como una vía de comunicación, me comunico a través de la música con todo el mundo, demuestro mi amor a través de la música, con la que puedo comunicarme con mucha gente del mundo.
R.S.: ¿Es cierto que la música está presente en el día a día del africano o la idea pertenece al imaginario del hombre occidental’
K.S.: Es cierto que la música forma parte de nuestra vida. Está en todo momento con nosotros, con la familia, en el trabajo, en las escuelas… Muchas veces ocurre en los trabajos que hay momentos en que nos ponemos a cantar porque la música nos une a todos.
R.S.: Como músico y bailarín africano, ¿qué te parece el espectador occidental, el espectador europeo?, sobre todo porque vosotros estáis acostumbrados a interactuar, a compartir con ellos vuestras actuaciones, mientras que eso para el espectador europeo es más complejo.
¿Cómo vive eso un artista africano?
K.S.: Sí, eso es cierto, pero cada vez más invitamos al público a que comparta con nosotros nuestra forma de bailar o de actuar. Creo que al público europeo se le ha enseñado el respeto a escuchar la música y no participan, pero eso está cambiando ahora.
R.S.: ¿Qué ritmos tiene Uganda? ¿Qué nos ofrece desde el punto de vista musical?
K.S.: La música en Uganda se diferencia por su velocidad. En el este de Uganda tiene un tiempo más alto y en la parte central del país suena mucho más lenta.
R.S.: Vamos a hablar un poco de tu vida. Tu carrera musical se inicia en un orfanato.
K.S.: Todo empezó en 2004 viviendo en un orfanato con muchos otros chavales y apareció una chica voluntaria española, que estuvo viviendo con nosotros aquel verano, y a su vuelta a España le habló a Elisabeth Michot de Jowers , presidenta de “Música para salvar vidas”, sobre nuestra existencia y nuestra música.
En 2005 el marido de Elisabeth nos vio en un casting en Uganda y eligió a unos veinte chicos para formar un coro en España, que es el coro de “Uganda Natumayini”.
R.S.: Has mencionado tus inicios en “Uganda Natumayini”, pero luego surge “Avatano” ¿Qué es “Avatano”?
K.S.: Entre “Uganda Natumayini” y “Avatano” hubo otro grupo que se llamaba “Omutima Gwa Africa ”. En el primero eramos más de veinte chicos, fuimos nueve en el segundo, y ahora, en “Avatano”, somos cinco.
R.S.: ¿Cómo fue esa transición en la que iban quedando cada vez menos compañeros?
Eva Henrich (presidenta de Kelele Africa): La transición de “Uganda Natumayini” a “Omutima Gwa Africa” se ideó en el 2008 desde Uganda seleccionando a nueve, dos chicas y siete chicos, luego Elisabeth hizo otra selección y se escogieron a cinco que son los componentes de “Avatano”.
R.S.: ¿Cómo cambia el repertorio desde “Uganda Natumayini” hasta “Avatano”?
K.S.: La diferencia principal es que en “Uganda Natumayini” había mucho instrumento de percusión, sobre todo tambores, y en “Avatano” son voces, gospel a capella, no hay ningún instrumento.
R.S.: ¿Cuáles son tus planes de futuro?
K.S.: Voy a seguir con mis estudios y a impartir clases de danza africana y también estamos creando un espectáculo donde contaré mi vida a través de la danza, los tambores, el baile y la música, y donde podré interactuar con el público.
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