China no debería repetir los errores de Occidente en África

14/05/2007 | Opinión

Los Ministros de Finanzas de África ya están embarcando en sus aviones para un viaje muy interesante. Los días 16 y 17 de mayo, se reunirán en Shangai para el encuentro anual del Banco Africano de Desarrollo. El lugar ilustra el papel fundamental que juega China actualmente al financiar el desarrollo africano. Beijing ha gastado 6.000 millones de dólares americanos en asistencia al desarrollo de África, y prometió otros 5.000 millones en créditos blandos, a finales de 2006. El comercio entre China y África se está expandiendo rápidamente, y se espera que alcance los 100.000 millones de dólares al año a finales de esta década.

China y África siempre han tenido relaciones de amistad. El Gobierno chino recalca que su apoyo es “sincero, desinteresado y no lleva ninguna atadura”. Esto es muy bienvenido para despedir a las duras condiciones económicas que los Gobiernos de Occidente han impuesto a África durante décadas a través del Fondo Monetario Internacional. La política de no intervención de China ofrece a los Gobiernos africanos la única oportunidad de hacer políticas de desarrollo propias. No deberían malgastar esta oportunidad histórica.

El respeto de China hacia la soberanía africana, en políticas económicas da al continente un respiro con respecto a la agenda de privatización concebida por el Fondo Monetario Internacional. Aún así, en la escena política, China se arriesga a repetir los errores que cometieron los Gobiernos de Occidente durante la guerra fría. Mientras que sus socios africanos respeten sus intereses diplomáticos y no reconozcan Taiwán, el gobierno de China hasta el momento ha hecho la vista gorda ante la corrupción, la represión y la destrucción medioambiental. En su lista de pagadores de sobornos, Transparencia Internacional, el organismo de control anti corrupción, encuentra a las compañías chinas entre las más corruptas. China ha dado préstamos generosos al Gobierno de Angola, que continua desviando a los bolsillos privados millones de dólares de beneficios obtenidos por el petróleo. El Gobierno chino financia proyectos como la presa de Merowe, que tiene un impacto devastador sobre la población local y el medioambiente en el norte de Sudán. Y ha proporcionado equipamiento militar y medios de control de Internet y emisoras de radio independientes a Gobiernos represivos.

La lucha contra la corrupción y la destrucción del medioambiente no menoscabará la soberanía africana, de verdad, estas medidas apoyarán los esfuerzos de la propia África. Los gobiernos africanos se han comprometido a reforzar la buena gobernabilidad ellos mismos a través de la Unión Africana y el NEPAD. Un grupo de trabajo de la Unión Africana acordó en septiembre de 2006 “para asegurarse de que China presta más atención a la protección del medioambiente en sus prácticas de inversión”.

China ha llegado tarde a la fiesta global de la extracción de recursos, y los tardones a menudo tienen que luchar de manera agresiva por un lugar en la mesa. Pero hoy, 800 compañías chinas operan en África y cerca de 100.000 de sus ciudadanos viven en el continente. China se ha convertido en un poderoso agente del desarrollo de África, y debería prestar más atención a la estabilidad y prosperidad a largo plazo de los países en los que invierte. Permanecer indiferente ante la corrupción y la represión no será un buen seguro de esto. Un ambiente sano y la cohesión social son tan importantes para un desarrollo sostenible, como la transferencia de tecnología y financiera. Ya, los inversores chinos que se despreocupan de estos aspectos están sintiendo un violento rechazo popular en países como Etiopía, Nigeria, Suráfrica, Zimbabue y Zambia.

El Gobierno chino ha reconocido que la mala gobernabilidad desencadena la agitación en los países. Está tomando duras medidas contra la corrupción en la propia China. También ha reforzado sus regulaciones medioambientales, para limitar el impacto masivo de la destrucción medioambiental en su economía y salud. China debería aplicar los mismos valores a los proyectos de gaseoductos y energía hidráulica, minas y operaciones forestales que financia en África.

La necesidad que tiene África de inversión en infraestructuras y bienes de consumo es inmensa. Siendo un país en desarrollo, China está en una posición única para ocuparse de estas necesidades. Pero, al expandir la cooperación mutua, China y África no deberían repetir los errores que los gobiernos occidentales cometieron durante la guerra fría.
La amistad permite tener un diálogo abierto. Cuando los chinos alberguen a los ministros de finanzas africanos, las Organizaciones no Gubernamentales y los periodistas se reúnan en Shangai, deberían ocuparse de los complicados tópicos que han entorpecido el desarrollo de África en el pasado.

Peter Bosshard

El autor es el director de política internacional de la red de ríos. Se puede contactar con él en peter@irn.org Wesite: http://www.irn.org/

Artículo recogido de ‘Sudán Tribune’, el 8 de mayo 2007.

Traducido por Rosa Moro del Departamento África de la Fundación Sur.

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