Dos temas han dominado la atención de la Unión Africana (UA) en las últimas semanas: la agitación en Sudán y el lanzamiento del Área de Libre Comercio Continental Africana. En medio de todo esto, parece que una crisis en ciernes en Guinea ha pasado desapercibida.
El Presidente de Guinea, Alpha Condé, el primer dirigente elegido democráticamente en este país de África Occidental, que actualmente cumple su segundo mandato de cinco años, se supone que dejará el cargo en 2020 conforme a las normas de la Constitución de 2010. Sin embargo, se cree que este hombre de 81 años está buscando formas de orquestar un cambio constitucional que le permita postularse por tercera e incluso cuarta vez.
Condé ha evitado hasta ahora hablar directamente sobre el tema, pero también se ha negado a descartar un tercer mandato, diciendo que su decisión se basaría en la “voluntad del pueblo”. El Primer Ministro Ibrahima Kassory Fofana, nombrado en mayo de 2019, también señaló que un referéndum sobre una nueva constitución es una posibilidad. Una valla publicitaria con el mensaje “Sí a un referéndum. Sí a una nueva Constitución” ha sido colocada a las afueras de la Asamblea Nacional de Guinea.
Si el presidente logra este cambio, seguirá los pasos de su predecesor, Lansana Conte (un hombre contra el que Condé luchó arduamente y durante mucho tiempo para intentar conseguir que abandonase el poder), quien abolió los límites de mandato y de edad en la presidencia en 2001 y murió en el cargo en 2008.
La aparente oferta de Condé para un tercer mandato ya está causando un deterioro significativo de la estabilidad en Guinea. Los partidos de oposición, los grupos de la sociedad civil y los sindicatos que se oponen a las reformas constitucionales han establecido el Frente Nacional de Defensa de la Constitución (FNDC) y han convocado protestas. Las fuerzas de seguridad han herido y detenido a los manifestantes y, según se informa, una persona ha muerto.
Guinea no es el único país de África que está lidiando con el problema, apodado “tercer-mandatismo”, en el que los titulares eliminan o modifican los límites del mandato presidencial para aferrarse al poder. Muchos países, desde Egipto hasta Uganda y Comoras, se enfrentan hoy al mismo problema.
La UA ha evitado polémicamente abordar el fenómeno de la tercera legislatura en el pasado, atrayendo críticas de que la organización sea un mero “Big Boys’ Club” que sirve a los intereses de quienes salen beneficiados. El intento de Condé de aferrarse al poder ofrece a la UA una oportunidad única para redimirse, disuadir los “golpes constitucionales” y apoyar la alternancia democrática en el poder.
El silencio de la UA sobre el tercer-mandatismo
El régimen de la UA contra el cambio inconstitucional de gobierno, pronunciado por primera vez en la Declaración de Lomé, formalizado en el Acta Constitutiva de la UA y desarrollado en la Carta Africana sobre Democracia, Elecciones y Gobernabilidad, abarca una serie de actos diferentes y asigna a la institución la tarea de contrarrestar los golpes de Estado y otros tipos de apropiaciones de poder ilegales y antidemocráticas.
De conformidad con estas disposiciones, la Unión Africana ha rechazado sistemáticamente los golpes militares y, más recientemente, ha adoptado una posición firme contra el intento de los militares sudaneses de apoderarse del país tras la destitución del antiguo Presidente Omar al-Bashir. Además, en dos ocasiones, la UA ha rechazado la negativa de los titulares a dimitir tras la derrota electoral: en Costa de Marfil en 2011 y en Gambia en 2017.
La Carta Africana sobre Democracia, Elecciones y Gobernabilidad también prohíbe cualquier enmienda o revisión de la constitución o de los instrumentos jurídicos que constituyan “una violación de los principios del cambio democrático de gobierno”. No obstante, la UA nunca ha invocado públicamente esta prohibición, a pesar de la prevalencia del tercer mandato en todo el continente y ha permanecido en gran medida en silencio ante los “golpes de estado constitucionales”, es decir, que los dirigentes en ejercicio han introducido enmiendas en la constitución para evitar los límites de mandato y edad.
Aunque en general se pide a los Estados que sigan los procedimientos establecidos para la enmienda constitucional y que garanticen la plena participación de los ciudadanos en el proceso, la UA parece haber optado simplemente por la diplomacia discreta sobre la cuestión. Las conversaciones para enmendar la Carta de la Democracia a fin de prohibir el fenómeno del tercer mandato han avanzado poco. La Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), de la que Guinea es miembro, estuvo cerca de prohibir el tercer mandato en 2015, pero sus esfuerzos fueron frustrados por Gambia y Togo.
Recientemente, el Presidente Abdel Fattah el-Sisi de Egipto, actual Presidente de la Asamblea de la Unión Africana, encabezó la aprobación de una enmienda constitucional mediante referéndum en abril de 2019, allanando el camino para que se presentara de nuevo.
También en 2019, la Corte Suprema de Uganda confirmó una enmienda constitucional que eliminaba los límites de edad de la presidencia y permitía al anciano presidente Yoweri Museveni extender su reinado de más de tres décadas. El límite de edad fue el último obstáculo que quedaba después de que Museveni orquestara la eliminación de los límites de mandatos presidenciales en 2005.
En julio de 2018, el Presidente Azali Assouman de Comoras disolvió el Tribunal Constitucional y el Parlamento y organizó un referéndum para ampliar los límites de las legislaturas y la presidencia rotatoria entre las islas. En marzo de 2019, se presentó y ganó otro mandato en unas elecciones que la UA se ha negado a respaldar.
Al igual que con otros cambios similares en los últimos años, la UA no rechazó ni condenó de ninguna otra manera estos cambios constitucionales en los países mencionados. De hecho, la UA envió observadores a las elecciones de marzo de 2019 en Comoras, que el cambio constitucional requería, una decisión que el expresidente sudafricano Thabo Mbeki ha criticado recientemente.
Lo más cerca que estuvo la UA de rechazar la prórroga de un mandato fue en 2015, cuando el Presidente de Burundi, Pierre Nkurinziza, se valió de una interpretación constitucional del Tribunal Constitucional para presentarse a un tercer mandato, después de que su propuesta de enmienda constitucional para permitir un tercer mandato fuera derrotada en el Senado. Sin embargo, la oposición inicial de la UA no se hizo en el marco de un cambio inconstitucional de gobierno y Burundi nunca sufrió consecuencias graves.
En resumen, la UA tomó medidas en repetidas ocasiones para contrarrestar el cambio inconstitucional de poder, al mismo tiempo que hacía la vista gorda ante la posibilidad de que los líderes alteraran la constitución para conservar el poder, alimentando las acusaciones de favorecer a los titulares de los cargos. La reticencia de la UA a intervenir en estos casos puede deberse en parte a que los cambios siguieron aparentemente los procedimientos constitucionales prescritos para la reforma, en algunos casos con la aprobación popular, como fue el caso en Egipto.
Las circunstancias únicas de Guinea
Sin embargo, la situación actual en Guinea es diferente a la de Egipto o Uganda debido a una importante razón: la Constitución de 2010 prohíbe claramente la enmienda de la disposición que limita el mandato de cada presidente a dos períodos de cinco años. El artículo 154 de la Constitución declara inequívocamente que “el número y la duración de los mandatos del Presidente de la República no podrán ser objeto de revisión”.
Esto no se le escapa a Condé. En cambio, él y sus partidarios se basan en una gimnasia interpretativa inteligente que hace una distinción conceptual entre la elaboración de una “nueva” constitución y la “revisión” de la existente. Si bien existe una distinción académica entre estos dos actos, en este caso la UA debe llamar a las cosas por su nombre: un esfuerzo por socavar el constitucionalismo y consolidar la incumbencia.
Los partidarios de Condé parecen basarse en un libro de jugadas similar al que permitió al Presidente Denis Sassou Nguesso de la República del Congo justificar la prórroga de su mandato. En 2015, Nguesso pasó por alto la disposición constitucional explícita que prohibía las enmiendas que alteraran el límite del mandato presidencial mediante la adopción de una supuesta “nueva” constitución que establecía un nuevo límite de tres mandatos. La UA perdió una oportunidad de oro para imponer su norma en aquel entonces y Nguesso sigue en el poder.
No obstante, esta distinción es claramente contraria al espíritu constitucional, si no incluso a su letra también. Por lo tanto, la UA debe llamar a este engaño constitucional lo que es: una iniciativa de reforma que infringe “los principios del cambio democrático de gobierno” y que es contraria a las normas establecidas de cambio constitucional de gobierno.
El plan de Condé de adoptar una nueva constitución es una excusa para operar fuera de cualquier límite constitucional o de otro tipo, socavando así el constitucionalismo. Por lo tanto, la UA debería trazar el límite y dejar claro que la maniobra prevista contradice las normas establecidas por la UA contra el cambio inconstitucional de gobierno en África y que, por lo tanto, no será aceptable. De conformidad con los principios de subsidiariedad, la CEDEAO también debería recurrir a los marcos normativos continentales para instar a Condé a abandonar cualquier plan de volver a presentarse.
Un rechazo de los planes de Condé redimiría a la UA de su pésimo historial de permanecer al margen mientras las personas al frente de los países pisotean los principios de alternancia democrática del poder y el constitucionalismo. También garantizará que la inestable situación en Guinea no se deteriore aún más. Además, tal decisión serviría para apoyar a la voluntad del pueblo guineano, ya expresada enfáticamente en la Constitución de 2010, más que al intento de Condé de fabricar una nueva “voluntad popular” para justificar sus ambiciones.
Adem K. Abebe
Fuente: Al Jazeera
[Traducción y edición, A. Martínez Pradas]
[Fundación Sur]
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