Algunos ni siquiera habían nacido cuando Thomas Sankara, el «padre de la revolución» de Burkina Faso, murió el 15 de octubre 1987, pero sigue siendo admirado como el hombre que encarna un ideal de África.

Cerca de 3.000 personas, entre ellas jóvenes de diez países africanos, se reunieron este fin de semana en Burkina Faso para un día de homenaje a Sankara, que tomó el poder en un golpe de estado y fue asesinado en otro golpe de estado perpetrado por su compañero Blaise Compaoré en el poder durante 27 años.

Después del homenaje, el evento continuó con una manifestación en Uagadugú y un gran concierto en la Plaza de la Revolución, con muchas estrellas africanas, entre ellas el marfileño Tiken Jah Fakoly, el maliense Nahawa Doumbia o el famoso Smockey de Burkina Faso.

«Crecí con los discursos de Sankara. En un Togo transformado en reino, para nosotros los jóvenes de Togo, Sankara era una esperanza, que demostró que lo imposible era posible», dijo Jacques Koete.

Este togolés de 28 años lleva una camiseta amarilla con la cara del «Che africano» en el frente y la frase: «Los jóvenes africanos, orgulloso de ser africanos» en la parte posterior.

Uno de los seguidores de Sankara, el ex presidente de Ghana, Jerry Rawlings, instó a la juventud africana a «difundir los ideales de Sankara» luchando por la libertad, la democracia y contra el terrorismo.

Casi treinta años después de su muerte, el legado sigue vivo. Su herencia ha sido ampliamente reivindicada durante el levantamiento popular que condujo a la caída del presidente Compaoré, en octubre de 2014.

Durante sus cuatro años en el poder de 1983 a 1987, Sankara, de 33 años, simbolizó la juventud africana. Gran trabajador, dormía poco y era muy autoritario. Es él el que bautizó a Burkina como la tierra de los hombres de bien.

Sus prioridades: la consolidación fiscal, la mejora de la situación de la salud, el aumento del nivel de educación, la independencia internacional, el antiimperialismo y el anticolonialismo.

Sankara patrimonio mundial

Esta política proactiva se llevó a cabo con mano de hierro con una población supervisada por los «comités de defensa de la revolución» (CDR), faceta olvidada de su régimen que no impide que los jóvenes de hoy idealicen su lucha y su vida.

«Thomas era un ejemplo para nosotros, la juventud africana. Decenas de jóvenes han venido de multitud de países africanos. Sankara está vivo para siempre», dijo a la AFP el cantante marfileño Tiken Jah Fakoly.

«Thomas Sankara debe estar orgulloso, dondequiera que esté, de ver a esta juventud africana tomar el relevo y comprometerse a continuar con su trabajo», dijo Fadel Barro, líder del movimiento juvenil de Senegal «Y’en a marre».

«Hay un Sankara economista, un Sankara cultural, un Sankara vanguardista, un Sankara democratizador del poder, de la libertad de expresión. Existe una necesidad de que África sea independiente. Sankara va más allá de Burkina Faso, es una herencia africana y global».

«Nada va a impedir la verdad y la justicia», prometió el ministro de Cultura de Burkina Faso, Tahirou Barry, prometiendo la participación del gobierno en la «rehabilitación» de Thomas Sankara, en la categoría de «héroe nacional”.

El expediente judicial se mantuvo estancado durante toda la era Compaoré. En total 14 personas, entre ellos Blaise Compaoré y el general Diendéré Gilbert, su ex mano derecha, fueron acusadas por su presunta participación en el asesinato de Sankara.

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