La jefa de una oficina de las naciones unidas encargada de combatir la corrupción en la ONU ha hecho un reproche punzante al secretario general de la ONU Ban Ki Moon, acusándole de minar sus esfuerzos y de llevar a la institución global a una era de declive, según un informe confidencial de finalización de sus funciones.
El memorándum de Inga Britt Ahlenius, una auditora sueca que el día 23 de julio dejó su cargo como subsecretaria general de la oficina de los Servicios de Supervisión Interna, representa un extraordinario ataque personal contra Ban Ki Moon, de un alto cargo de la ONU. Este memorando también supone un reto a la estudiadamente cultivada imagen de Ki Moon de campeón de la rendición de cuentas.
Poco después de asumir el cargo, en 2007, Ban se comprometió a restaurar la reputación de las Naciones Unidas, que había sido mancillada por las revelaciones de corrupción en el programa de la Agencia de “comida por petróleo” en Irak.
Pero Ahlenius dice que, en lugar de ser un defensor de la rendición de cuentas, Ban, junto con sus máximos asesores, ha intentado sistemáticamente socavar la independencia de su oficina, inicialmente intentando establecer una unidad bajo su control que realizase investigaciones en competencia y después frustrando sus esfuerzos por contratar a su propio personal.
“Sus acciones no sólo son deplorables, sino seriamente reprensibles… Sus acciones no tienen precedentes y en mi opinión son gravemente vergonzosas para usted mismo”, escribe Ahlenius en su memorando de 50 páginas dirigido a Ban, una copia del cual ha obtenido el diario Washington Post, que lo ha difundido. “Lamento decir que el secretariado ahora está en un proceso de decadencia”.
Los principales asesores de Ban dicen que el memorando de Ahlenius constituye una versión profundamente desequilibrada de sus diferencias y que sus críticas a la administración de Ban de las Naciones Unidas es claramente injusta.
“Un simple vistazo a su historial muestra que el secretario general Ban ha supuesto una gestión genuinamente visionaria sobre importante problemas desde el cambio climático hasta el desarrollo del empoderamiento de la mujer. Ha promovido la causa de la igualdad de género en general así como dentro de la organización. Él ha liderado desde el frente importantes problemas políticos como Gaza, Haití o Sudán”, señaló el jefe de personal de Ban, Vijay Nambiar, en una respuesta por escrito.
“Es lamentable comprobar que muchos hechos pertinentes hayan sido obviados o malinterpretados en el memorando de Ahlenius”, ha señalado Nambiar.
La salida de Ahlenius, de 72 años, coincide que un periodo de crisis en la división de Investigaciones Internas de las Naciones Unidas. Durante los dos últimos años, el organismo mundial ha expulsado a algunos de sus más importantes investigadores. Tampoco ha cubierto docenas de puestos de trabajo vacantes, incluido el de jefe de la división de investigaciones de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna. Ese puesto vacante desde 2006, deja un vacío en la capacidad de las Naciones Unidas para ejercer de sus propios policías, según los diplomáticos.
“Estamos decepcionados con la actuación reciente de la división de investigaciones de la ONU”, señala Mark Kornblau, portavoz de la misión de Estados Unidos en la ONU. “El cambio que va a llegar en su liderazgo es una oportunidad para lograr una mejora significativa en su rendimiento para aumentar la vigilancia y la transparencia en toda la organización”.
La Asamblea General de la ONU estableció la Oficina de Supervisión Interna en 1994, para llevar a cabo auditoría de la gestión de los principales departamentos de las Naciones Unidas y para llevar a cabo investigaciones sobre corrupción y mala conducta. La resolución fundacional otorgaba a la oficina “independencia operacional”, pero la puso bajo la autoridad del secretario general y dependiente de los departamentos de la ONU a los que vigilaba, para la mayor parte de su financiación y apoyo administrativo.
La disputa entre Ahlenius y Ban ha puesto de manifiesto algunas de las tensiones resultado de esa dependencia, y ha sacado a la luz la lucha prolongada y amarga por el poder sobre el curso de las investigaciones de la ONU.
Mientras que Ahlenius dice que el intento de Ban de establecer una nueva unidad de investigaciones es una señal de que quería minar su independencia, Nambiar dice que lo que pretendía era reforzar la capacidad de la ONU para combatir la corrupción.
Ahlenius también se enfrentó a Ban por sus intentos de contratar a un ex fiscal federal, Robert Appleton, que dirigió el destacamento especial de la ONU encargado temporalmente de una unidad del crimen de cuello blanco, que llevó a cabo agresivas investigaciones por corrupción en las misiones de paz de la ONU entre 2006 y el año pasado. Las unidades de investigación dieron lugar a una serie de revelaciones sin precedentes en su número, sobre malas conductas de los oficiales de la ONU y dio lugar también a investigaciones federales sobre corrupción.
El asesor de Ban dice que bloquearon el nombramiento de Appelton por que las candidatas mujeres no habían sido tenidas en cuenta apropiadamente, y dijo que la selección final debía ser hecha por Ban y no por Ahlenius.
“El secretario general reconoce totalmente la independencia operacional de la oficina de investigaciones internas”, dice Nambiar, pero eso no exime de aplicar las normas generales de contratación”.
Colum Lynch
(Washington Post