El ataque a una base militar en Burkina Faso, reivindicado por el grupo yihadista Jamaat Nusrat al-Islam wal-Muslimin, ocurrido el 11 de junio, que dejó tras de sí más de 100 soldados muertos, ha generado especulaciones sobre posibles disturbios internos en las fuerzas armadas del país. El líder de la Junta militar, el capitán Ibrahim Traoré, ha tenido que aparecer en la televisión estatal para desmentir los rumores sobre un motín.
Después del golpe de Estado de los militares, Burkina Faso ha visto como seguía empeorando la crisis de violencia generada por los insurgentes islamistas, con aproximadamente la mitad del territorio fuera del control gubernamental. Las fuerzas armadas han bloqueado el acceso a Mansila, ciudad donde se ha perpetrado el ataque, permitiendo la entrada solo a convoyes militares. El capitán Traoré, en un discurso posterior al ataque, aseguró que se han enviado refuerzos a la zona, aunque no mencionó la reivindicación del grupo terrorista. El día siguiente al ataque, un cohete impactó en el estacionamiento de la televisión estatal RTB en la capital, Uagadugú, causando dos heridos leves. La RTB describió el suceso como un «tiroteo» que produjo dos herido leves.
Las tensiones internas en el ejército ya eran un tema de especulación antes de estos ataques. Las críticas hacia la Junta militar por no contener la crisis de seguridad se han intensificado, especialmente tras una serie de ataques de alto perfil. Aunque el capitán Traoré ha negado los rumores de un motín, algunos informes sugieren que el cohete fue disparado desde el cercano palacio presidencial. La respuesta pública, incluso en las redes sociales, ha sido variada; mientras algunos acusan al gobierno de no manejar adecuadamente la crisis de seguridad, otros defienden a la Junta, alegando que fuerzas externas buscan desestabilizar el país.
Autores: Linnete Bahati Amimo, Samuel Lando & Mamadou Faye
Fuente BBC Africa
[Traducción y edición: Bruno Rodríguez]
[CIDAF-UCM]