Devastada por dos décadas de guerra civil, Somalia se despierta lentamente. Es un destino que no existe en el catálogo de la compañía Lonely Planet, especializada en guías de viaje. Desde 1991, devastada por la guerra civil, Somalia se ha convertido en los últimos años en una «zona prohibida» para los occidentales. De acuerdo con el Índice Global de Paz 2015, que mide el nivel de seguridad de una nación, Somalia, aparece en la posición 157 de 162, justo por delante de Siria, Afganistán, República Centroafricana, Sudán del Sur e Irak. El Shabaab, grupo yihadista leal a Al Qaeda, es el responsable directo de los ataques mortales contra las fuerzas de paz de la ONU y las tropas del gobierno.
Sin embargo, como mencionó el sitio web de noticias “Quartz”, el gobierno de Mogadiscio está empezando a sacar provecho de su historia revalorizando el «turismo de guerra», mientras que la situación está mejorando gradualmente en la capital y sus alrededores y por primera vez un secretario de estado norteamericano, John Kerry, visitó el país en 2015.
A pesar de que no haya estadísticas sobre el número de viajeros que visitan el país, la Asociación Somalí de Turismo ha estado intentando, durante cuatro años, convertir el Cuerno de África en un destino atractivo.
«Somalia ofrece a los turistas una amplia gama de experiencias, como hermosas playas, cascadas, aguas termales, observación de aves, cruceros fluviales o daños causados por la guerra civil y clasificados como «turismo negro» «, señala la Organización Mundial de la Naciones Unidas para el turismo. Este «turismo negro» existe en muchos lugares en todo el mundo como por ejemplo, en Chernobyl con visitas a la antigua central nuclear.
Sin embargo, un visado de turismo para visitar el país no se le da a cualquiera. Un turista británico declara a “Quartz” haber ido al país a través de la empresa Untamed Borders, una agencia de viajes británica especializada en el acompañamiento de viajeros “fuera de lo común”, de Cachemira a Afganistán. «Durante su viaje, los turistas son acompañados por personal de seguridad de alto nivel y un traductor.
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Fundación Sur