Tres mineros ilegales (“garimpeiros”) murieron el día 21 de febrero en enfrentamientos con la policía mozambiqueña, durante una operación policial dirigida a impedir la extracción ilegal de oro, provocando una revuelta popular que paralizó a la villa de Manica, en el centro de Mozambique, cercana a la frontera con Zimbabue.
Fuentes de los mineros dijeron a la agencia Lusa que la policía ambiental disparó cuando ejecutaba una operación para paralizar las minas ilegales en el distrito de Manica, en la provincia del mismo nombre, pero se encontró con la resistencia de los explotadores del oro, en una vasta área de esta región transfronteriza, fértil en recursos minerales.
“Dos murieron en la mina y uno perdió la vida en el hospital, donde hay muchos heridos”, declaró a la Lusa uno de los mineros presentes en el local. La misma fuente añadió que “fue la policía la que provocó el incidente, pues muchos trabajan para ganar su vida, y hasta hay algunos mineros legales reconocidos en pequeñas asociaciones”, sin precisar, sin embrago, si la zona de actuación de las autoridades era legal.
Esta región es, dijo, desde hace algunos años fuente de conflictos entre mineros mozambiqueños y zimbabueanos, por un lado, y entre ambos grupos y las autoridades policiales, por otro, por causa de la explotación del oro, muchas veces ilegal.
Durante las confrontaciones del día 21 en las minas, según Matthew Duke, la policía tuvo que retirase bajo la presión de los mineros, que siguieron a los coches de patrulla hasta el puesto policial Nº 1, en el centro de la ciudad, y amenazaron con invadir el comando distrital local, en represalia por la muerte de sus colegas.
La Lusa fue testigo del alboroto durante la mañana en Manica, que obligó al cierre del comercio, de los servicios públicos y de transportes. Los mineros colocaron barricadas en la entrada y salida de la ciudad, con piedras de grandes dimensiones, cortando temporalmente el tráfico en la carretera nacional Nº 6, que une los países interiores del África Austral (Zimbabue, Zambia y Malawi) con el puerto de Beira.
La Policía de la República de Mozambique (PRM) tuvo que reforzar el número de agentes en la localidad, y junto con la Guardia de Fronteras, consiguió apaciguar los ánimos de los mineros, que recibieron amplio apoyo de la población local, en sus confrontaciones con la fuerza policial.
“Son nuestros hijos los que están muriendo. La explotación minera local es una práctica heredada de nuestros antepasados y sustenta muchas familias. Incluso algunos dirigentes actuales fueron sustentados por la minería local”, dijo a la Lusa Marta Penache, una residente del barrio Vumba, en Manica.
La Policía Ambiental tenía que ser presentada en el distrito esta semana, antes de iniciar sus operaciones en aquella zona minera, 30 kilómetros al norte de Manica.
La Lusa tentó, sin éxito, recoger más información de la Policía Republicana de Mozambique, así como del administrador local.
Fuente: SAPO – Moçambiqueonline (Lusa)
