La capital de Sudán volvió a experimentar el día 11 de octubre de 2011 una masiva manifestación de protesta, que en esta ocasión dejó algún acto vandálico, y la visión por toda la ciudad de un número inaudito de fuerzas policiales y de la seguridad de Estado, según relataron a Sudan Tribune muchos testigos oculares.
El descontento social ante el deterioro de las condiciones económicas y la percepción generalizada del fracaso del gobierno del dictador está llevando a las calles de la capital a un número creciente de ciudadanos en actitud de protesta.
La oleada de manifestaciones comenzó a finales de septiembre en algún barrio periférico, pero se han ido extendiendo. Sin embargo, los organismos de seguridad del régimen y las fuerzas policiales consiguen hasta ahora contener y prevenir que la situación alcance un grado sostenido de amenaza contra el Gobierno de Bashir, pues en cada ocasión han podido ser disueltas. La prensa ha sido vetada a publicar la noticia.
Al parecer el detonante de esta última ha sido la falta de transporte público (afectado por la subida de precios del combustible). En la plaza Jackson, este día 11, miles de personas se encontraron sin medios para volver a sus casas tras el trabajo. La plaza es un centro neurálgico de trasiego de viajeros y autobuses en las tres ciudades que forman la capital.
Los estudiantes de la Universidad de Sudán de Ciencias y Tecnología, cuyo campus está en los alrededores, iniciaron entonces una concentración y comenzaron a marchar hacia el puente de Al-Inqaz, que comunica Jartum con su ciudad espejo de Omdurman.
El grupo, compuesto por estudiantes y ciudadanos afectados, llegó a alcanzar un número de varios millares, que no dejaban de proclamar o cantar consignas contra el gobierno, y cortaron el tráfico en dicho puente.
Según algunos testigos, algunos manifestantes quemaron un coche e intentaron prender fuego a una oficina de la red eléctrica estatal, pero la policía lo impidió.
Mientras tanto, fuerzas antidisturbios y militares se posicionaron masivamente en todas las calles principales de la ciudad, vigilando el paso ante ellos de millares de trabajadores que se ven obligados a diario a volver a sus hogares a pie.
(Sudan Tribune, 11-10-11)
Traducción: Santiago Izco Esteban.