Pocas horas después del inicio del cese del fuego en Sudán del Sur, comienza a tambalear el acuerdo entre el gobierno del presidente Salva Kiir y los rebeldes leales a su ex vicepresidente, Riek Machar. Ambas partes se acusaron mutuamente de haber violado la tregua que entró en vigencia el sábado a medianoche.
Según el portavoz del gobierno Philip Aguer, los hombres de Machar habrían atacado posiciones del ejército en Malakal el sábado y el domingo. Los rebeldes respondieron denunciando ataque perpetrados por las fuerzas de Kiir sobre el Nilo, entre esa misma ciudad y la capital – Juba – por medio de pequeñas embarcaciones, las cuales habrían disparado contra posiciones rebeldes.
En el acuerdo también pesa la incertidumbre sobre el comportamiento de Uganda, cuyas tropas han apoyado al gobierno durante el conflicto. Según establece el acuerdo de paz firmado por Kiir y Machar, las tropas extranjeras deben abandonar el país en 45 días, pero hubo declaraciones contradictorias al respecto de parte del gobierno ugandés.
El jefe de las Fuerzas Armadas, general Edward Katumba Wamala, dijo que el ejército se retirará, como establece el acuerdo, «para que no haya riesgo para nuestros conciudadanos en Juba». Sin embargo, el ministro de Estado de Asuntos Exteriores, Henry Oryem Okello, dijo en las mismas horas que Uganda «no se va a retirar» porque «no forma parte del acuerdo», además de que firmó protocolos sobre la presencia de tropas con el gobierno de Kiir.