Se ha publicado en Madrid en vista del día del Emigrante que se celebra el 18 de Diciembre próximo con el apoyo de numerosos colectivos y asociaciones americanas y europeas que pertenecen a varias confesiones religiosas y movimientos sociales. Es un Manifiesto contra la injusticia y la indiferencia que provocan la muerte de tantos emigrantes en el Mediterráneo y el desierto del Sahel. “la emigración no es un delito y todo ser humano tiene el derecho de desplazarse y buscar una vida mejor. Delante del dolor que producen estas muertes, elevamos nuestras voces para revindicar la dignidad de estas familias inocentes. Estas muertes como indica el manifiesto “no son debidas solo al hambre y la persecución política sino también al blindaje de las fronteras y a los acuerdos de la UE entre los países de tránsito. Estos acuerdos representan una rebaja inadmisible y culpable de la protección de los Derechos Humanos y la Protección Internacional en las acciones de FRONTEX (Agencia europea para la gestión y cooperación para las fronteras exteriores de los estados miembros de la Unión europea). Un compromiso personal e institucional de acoger las personas en desamparo y a denunciar la legislación europea y defender la realidad de una Europa acogedora y solidaria” fiel a sus mejores tradiciones humanistas y religiosas”.
MANIFIESTO CONTRA LAS MUERTES DE MIGRANTES EN EL MEDITERRÁNEO Y EL ENDURECIMIENTO DE LA POLÍTICA EUROPEA DE MIGRACIÓN Y ASILO
Lampedusa se ha convertido en un cementerio que no puede albergar más muertos y nuestras conciencias reaccionan con indignación frente a las causas que las provocan. Migrar no es ningún delito y todo ser humano tiene derecho a moverse y aspirar a una vida mejor. Ante el dolor que nos producen estas muertes, levantamos con fuerza nuestra voz para reivindicar la dignidad de estas víctimas inocentes.
Diferentes colectivos africanos, americanos y europeos, pertenecientes a diferentes confesiones religiosas y movimientos sociales, nos pronunciamos en contra de la injusticia e indiferencia que provoca tantas muertes en el Mediterráneo y en el desierto del Sahel. Son debidas no solo a la hambruna y a la persecución política, sino también, y principalmente, al inhumano blindaje de fronteras y los acuerdos entre la UE y los países de tránsito. Acuerdos que representan una rebaja en la protección de los Derechos Humanos que resulta inadmisible y culpable. Ser migrante es un derecho; la hospitalidad, un deber.
Denunciamos la legislación que, como la ley Fini-Bossi 2002, limita la aplicación de obligaciones fundamentales como el salvamento en el mar, y declara delito la inmigración irregular y la penalización de las ayudas. La responsabilidad humanitaria se contradice con estas regulaciones perversas.
Denunciamos el clamoroso silencio con que oficialmente se están cubriendo los más de trescientos ahogados en Lampedusa y el casi centenar de niños y mujeres muertos por hambre y deshidratación en el desierto centroafricano. La mayoría venían huyendo de los conflictos guerreros en Eritrea y Somalia y buscando refugio en algún país amigo. No son más que dos muestras de los 20.000 que han muerto en los últimos 10 años en el intento de alcanzar las costas europeas.
Denunciamos la criminalización que se está haciendo de los movimientos migratorios, los Centros de Internamiento de Extranjeros y las detenciones xenófobas, que concluyen en expulsiones sin garantías de protección.
Denunciamos la responsabilidad de los países europeos en el expolio y pobreza de sus países de origen, y la complicidad de la UE con los Gobiernos dictatoriales que someten a su propia población y la persiguen.
Exigimos el cumplimiento de los protocolos de Derechos Humanos y protección internacional en las acciones del FRONTEX. No podemos tolerar por más tiempo la crueldad y ensañamiento de las vallas con cuchillas de Melilla.
Exigimos la implicación de los representantes consulares y diplomáticos de los países de origen de los migrantes en su protección y acogida.
Exigimos a la UE que aborde eficazmente las causas que obligan a migrar y acabe definitivamente con las mafias que trafican con las personas.
Exigimos un trato humano para con los y las migrantes sin perjuicio de su raza o situación administrativa, y medidas de reasentamiento que pongan a Europa en el mapa de la acogida solidaria y del respeto de los Derechos Humanos.
Nos comprometemos a seguir acogiendo a las personas migrantes en nuestras organizaciones y hogares, independientemente de sus circunstancias, y a seguir denunciando la legislación europea y estatal contrarias a la dignidad de las personas.
Nos comprometemos a seguir defendiendo una Europa de asilo y solidaria, fiel a sus mejores tradiciones humanistas y religiosas y a las convenciones internacionales. La negación de nuestros textos fundamentales solo nos conduce a la barbarie y al desprecio de los derechos inalienables que asisten a todo ser humano, en particular el derecho a la vida.
Madrid, 18 de diciembre de 2013