Un acuerdo de paz firmado hace seis meses en el este de la República Democrática del Congo, no tiene sentido porque no ha logrado proteger a los civiles contra las violaciones y los asesinatos, según un grupo de defensa de los derechos humanos. Alrededor de dos docenas de rebeldes de diversos movimientos y milicias firmaron el pasado 23 de enero un acuerdo de paz con el Gobierno de la República Democrática del Congo, para terminar con una década de conflicto en las provincias del Kivu Norte y Kivu Sur.
El acuerdo incluía un alto el fuego y una promesa por parte de todos los grupos de proteger a los civiles y respetar las leyes internacionales de derechos humanos. Sin embargo, funcionarios de las Naciones Unidas han documentado alrededor de 200 violaciones del alto el fuego en estos seis meses.
En un viaje de diez días a algunas de las zonas más castigadas del Kivu Norte, la organización Human Right Watch, HRW, ha documentado más de 200 asesinatos de civiles y cientos de violaciones de mujeres y niñas. “Seis meses después de la firma del acuerdo de paz, no se ha progresado nada en la situación de los derechos humanos, incluso en algunas zonas esta situación incluso se ha deteriorado”, asegura Anneke van Woudenberg, una investigadora de alto nivel de la organización HRW.
El Kivu Norte y Sur todavía están cargadas de tensiones étnicas, cuyo origen se remonta al genocidio de Ruanda de 1994, que ayudó a impulsar una guerra entre 1998 y 2003, en la que seis ejércitos extranjeros luchaban por las riquezas minerales de la República Democrática del Congo. Aproximadamente murieron 5 millones y medio de personas entre las víctimas del conflicto y por el desastre humanitario.
Luchas intermitentes en 2007, entre los insurgentes tutsis, leales al general renegado Laurent Nkunda, contra el ejército, las milicias locales Mai Mai y los rebeldes hutu ruandeses, desplazando más de medio millón de personas sólo en el Kivu Norte.
Los diplomáticos y observadores esperaban que el acuerdo de paz permitiese a los refugiados volver a sus casas, pero lejos de ello, otras 100.000 personas se han visto forzadas a huir. “Mientras que las diferentes partes del acuerdo de paz asistían en Goma a su firma, sus tropas seguían matando, violando y saqueando a los civiles”, asegura van Woudenberg, quien añade que todas y cada una de las partes signatarias del acuerdo, incluido el ejército de la República Democrática del Congo, son culpables de atacar a los civiles.
(IOL, 22-07-08)