Ruanda se ha defendido de las acusaciones de injerencia en Burundi, que la acusa de querer desestabilizar el gobierno del presidente Pierre Nkurunziza y ha expresado su deseo de «normalizar» las relaciones entre los dos países.
«El problema en Burundi no es Ruanda. El problema de Burundi es Burundi», dijo la ministra de Relaciones Exteriores de Ruanda, Louise Mushikiwabo, en una conferencia de prensa en Kigali (capital de Ruanda).
Desde el comienzo de la crisis política en Burundi en abril, con la fuerte y generalizada protesta popular contra un tercer mandato del Sr. Nkurunziza (finalmente vuelto a ser elegido a mediados de julio), las relaciones con su vecina Ruanda han continuado su tensión.
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, al comienzo de la crisis en Burundi adoptó una línea dura contra el Sr. Nkurunziza, cuestionando su legitimidad.
Después, Kigali se ha convertido no sólo en el refugio de muchos funcionarios y activistas de la oposición o de la sociedad civil de Burundi, sino también de los disidentes del partido gobernante.
De acuerdo con el gobierno de Burundi y numerosos observadores, un embrión de rebelión burundés, formado por soldados amotinados, después de su fallido golpe de Estado a mediados de mayo, también se encuentra presente en territorio ruandés.
Después de una larga temporada en silencio, Ruanda declara que no quiere prestarse al juego de las acusaciones.
«No estamos en el momento de intercambios de acusaciones y desmentidos, estamos en el momento de normalizar las relaciones con Burundi. Ruanda ha optado por una política más bien tranquila,» declaró la Sra. Mushikiwabo y añadió: «queremos que ellos (Burundi) resuelvan sus propios problemas y después de eso hablaremos de nuestra relación».
Las poblaciones de Ruanda y Burundi mantienen estrechos lazos. En el pasado siempre han encontrado refugio en uno u otro país, en función de la situación de seguridad en ellos en esos momentos, como durante el genocidio de 1994 en Ruanda o durante la guerra civil burundesa (1993 a 2006).
Ruanda alberga actualmente a unos 70.000 refugiados de Burundi, según la ONU. Es «el lugar más lógico de refugio para los burundeses, así que es lógico que haya tensiones».
«Los refugiados están muy politizados y eso es lo que nosotros tratamos de evitar, que los problemas y las tensiones que existen en Burundi se transfieran al territorio de Ruanda», finalizó la ministra.
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