La región del Haut-Mbomou había conocido en el pasado las incursiones de los elementos del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) de John Garang.
Las exacciones de las fuerzas de ocupación no habían alcanzado un grado tal de crueldad como las perpetradas actualmente por los rebeldes Tongo- Tongo del Ejército de Liberación del Señor (LRA) de Joseph Koni. Las primeras incursiones de los elementos de Joseph Koni habían comenzado en marzo y mayo de 2008. Las autoridades parecían desatender la situación y no le prestaban demasiada atención. En ese momento, además de los saqueos y las extorsiones, los rebeldes ugandeses procedían al secuestro de hombres, niños y mujeres jóvenes. Algunos servían como portadores, otros eran incorporados por la fuerza a la rebelión y las mujeres eran confinadas al papel de esclavas sexuales. La Comunidad internacional había ya comenzado a conmoverse y el embajador de Estados Unidos, el Sr. Frédéric Cook, incluso se acercó a Obo con un equipo humanitario.
La frecuencia de las exacciones sobrepasa todo entendimiento
Desde que el Ejército de Resistencia del Señor fue expulsada de sus bases en la República Democrática del Congo por una operación conjunta de los Ejércitos congoleño, ugandés y sudanés, los elementos de Joseph Koni han reconstituido sus fuerzas mediante el terror y se han instalado en la región del Haut- Mbomou. Han multiplicado de tal manera las exacciones que el ejército ugandés se ha visto obligado a acudir en ayuda de las Fuerzas Armadas Centroafricanas para combatir a los rebeldes del LRA. Pero a medida que aumenta la presión, más destacan los rebeldes ugandeses por sus exacciones. Hace unos días, un jefe de un pueblo no lejos de Obo, que había osado oponer resistencia, fue fríamente asesinado por los rebeldes ugandeses. Las exacciones, si bien no son cotidianas, se han vuelto tan frecuentes que creeríamos que la región de Haut- Mboumo vive la crónica de una asfixia que no dice su nombre. Los habitantes de los pueblos periféricos de la ciudad de Obo, aterrorizados, se han refugiado en la capital de la región del Haut- Mbomou. Los desplazamientos son limitados y, a falta de abastecimiento, la población corre el peligro de enfrentarse a problemas de malnutrición, e incluso hambre.
Un genocidio que no dice su nombre
Las exacciones sobrepasan todo entendimiento y recuerdan, aproximadamente, a las exacciones que los rebeldes de Jean Pierre Bemba cometían sobre las poblaciones del norte de la capital y de las localidades cercanas. El relato de acciones macabras de los Tongo- Tongo se resume de la siguiente manera: el 5 de agosto de 2009 en Ngouli, pueblo de la periferia de Obo, los rebeldes de Joseph Koni cercaron el pueblo. Reunieron y encerraron a sus habitantes en una casa y la prendieron fuego vigilando escrupulosamente que nadie se escapara. La casa y los lugareños fueron reducidos a ceniza. Ante tal espectáculo sobran los comentarios y puede ser que mañana, la Corte penal Internacional, después de una investigación, lo vea más claro. El 28 de julio de 2009 los rebeldes entraron en Mamboussou (Zémio), situado a 80 Km. de Obo, sobre las 15h. En presencia de la población, paralizada, los rebeldes de la LRA simularon no haber venido para la guerra. Frente a lo que parecía buena fe, los habitantes de Mamboussou se organizaron, evidentemente, bajo el efecto del miedo.
De vuelta unos días más tarde al mismo pueblo de Mamboussou, los Tongo- Tongo no olvidaron sus instintos primarios y comenzaron a desvalijar a los lugareños y a todos aquellos que osaban huir con sus bienes. Los maleantes saquearon y destrozaron el centro de salud de Mamboussou, llevándose todos los medicamentos antes de abandonar el lugar hacia otro destino.
Durante su primera visita a Mamboussou los rebeldes consiguieron quitar a la fuerza a los lugareños diez sacos de cacahuetes y diez palanganas de arroz, después les obligaron a decorticar el arroz. Los rebeldes, al abandonar el lugar, forzaron a los lugareños a transportar sus botines a 22 Km. de Mamboussou en la selva, que debe ser seguramente su base de retaguardia.
Rebeldes sin fe ni ley
El pasado 7 de septiembre, obligados por el hambre, Jean Bahoulo y su mujer Anirafouyo abandonaron la ciudad de Obo para ir a su campo, situado a 20 Km. de la capital de la región. Para su desgracia, estos últimos cayeron en las garras de los Tongo Tongo.
Los rebeldes no perdieron su tiempo. Simplemente degollaron a la pareja y abandonaron sus cuerpos sobre la pista.
El antiguo alcalde de la ciudad de Obo, Ali Saïdou, que acudió con su moto a Mboki, situado a 75 Km., para hacer sus compras no se ha salvado de la mala suerte. A su vuelta, cayó en una emboscada de los rebeldes ugandeses que lo han hecho prisionero y lo han conducido a un destino desconocido dejando su moto sobre la calzada. Los familiares, muy inquietos, se interrogan sobre su suerte.
A menudo atenazados por el hambre, los rebeldes Tongo- Tongo han robado recientemente a los nómadas de la región treinta bueyes para la alimentación de sus elementos. Los elementos de Joseph Koni, para aumentar su rango, realizan un verdadero saqueo. Después del ataque de los pueblos, no solamente reclutan hombres válidos sino que enrolan por la fuerza a niños a partir de diez años que, después de unos primeros ejercicios escuetos, cogen las armas.
En el Haut Mbomou las poblaciones no pueden más y están decepcionados por el comportamiento de militares que no se visten más con uniforme sino de civil para confundirse con la población.
Los militares advierten de que están mal equipados, mientras que los rebeldes disponen de armas sofisticadas. Si nada se hace para entonces, el Haut-Mbomou corre el riesgo de ser asfixiado y los habitantes ser retenidos como rehenes.
John Smith
(Le Confident, República Centroafricana, 16 de septiembre de 2009)
Traducido por Ana Dols, para Fundación Sur.