En África Subsahariana se está a punto de erradicar la denominada «tripanosomiasis africana humana», también conocida como la enfermedad del sueño. La enfermedad, transmitida a los humanos por la mosca tsetsé, se encuentra presente en más de 30 países.
Se trata de una enfermedad mortal a menos que sea diagnosticada y tratada de forma inmediata. Los primeros síntomas son dolores de cabeza severos, dolores musculares y fiebre. Los que la sufren se sienten letárgicos y somnolientos durante el día y luego despiertos y exhaustos por la noche. A esto le siguen trastornos neuropsiquiátricos y sensoriales, y luego se produce un coma antes de que la muerte ocurra en cuestión de meses o incluso años después.
No obstante, gracias a la acción conjunta internacional, se ha conseguido erradicarla casi en su totalidad, puesto que se ha producido una caída del 95% de los casos en los últimos 15 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El año pasado, la agencia registró sólo 977 casos, en comparación con un máximo de unos 300.000 en el decenio de 1990. El objetivo es que la enfermedad del sueño desaparezca totalmente para 2030.
Entre los principales focos de resistencia se encuentran la República Democrática del Congo, que alberga el 80% de los casos, y Guinea, donde los programas de salud han sido devastados por la crisis del Ébola. También es difícil obtener una evaluación precisa en las zonas de conflicto armado.
Cadena de transmisión
Vincent Jamonneau, del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) de Francia, señala que combatir la propagación de la enfermedad requiere un trabajo meticuloso para romper la cadena de transmisión y matar al parásito. Los equipos sobre el terreno, en colaboración con investigadores de laboratorio, rastrean las zonas rurales para descubrir posibles casos de la enfermedad y reforzar el control de la mosca tsetsé, que favorece un hábitat cálido y húmedo. De esta forma se registran los síntomas que apuntan a una posible infección y luego realizan un análisis de sangre, obteniendo resultados confirmados en un laboratorio. En caso de ser identificado con la enfermedad, se hospitaliza inmediatamente al paciente, en un programa financiado por las OMS.
Irónicamente, a medida que la enfermedad retrocede, se hace cada vez más difícil animar a los aldeanos a que se presenten y se sometan a la prueba, declaró Jammoneau.
Los investigadores también analizan el ganado, otro objetivo de la mosca tsetsé que sufre una cepa diferente del virus: la tripanosomiasis animal. Pierden peso, su producción de leche se desploma y luego mueren.
Fuente: The East African
[Traducción y edición, Claudia Durá]
[Fundación Sur]
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