El Grupo de Apoyo Minero y el obispo anglicano Jo Seoka han prpuesto que el 16 de agosto sea el día nacional en recuerdo a los trabajadores fallecidos en el yacimiento de Marikana hace tres años
«En aquellos acontecimientos los mineros fueron asesinados por lo que planteamos una solicitud formal al Parlamento Nacional para declarar una jornada de homenaje con respecto a ese suceso lamentable», dijo Seoka en una carta pública.
«Consideramos que debemos honrar a los trabajadores caídos para que sus descendientes conozcan las causas a favor de las cuales luchaban, subrayó el líder religioso,»
El 16 de agosto de 2012, 34 personas, la mayoría trabajadores mineros en huelga, fueron tiroteados y muertos durante un enfrentamiento con la policía cerca de la mina Lonmin, en Marikana, provincia North West. Más de otros 70 resultaron heridos.
A finales de ese año el presidente Jacob Zuma nombró al juez Ian Farlam para presidir a un grupo de abogados dedicados a indagar sobre los trágicos acontecimientos en la mina Lonmin, con capital británico y ubicada cerca de la localidad de Rustenburg.
Los comisionados deben presentar su informe final a la Presidencia de la República antes de marzo de 2015. El panel de jueces está copresidido por los juristas Pingla Hemraj y Bantubonke Tokota.
La aquí conocida como Farlam Commission of Inquiry concluyó en noviembre del año pasado después de 300 días de sesiones a puertas cerradas en la localidad de Centurion en norte de la provincia de Gauteng.
Un testigo del Estado afirmó en septiembre último que la policía sudafricana es inocente en el caso de la tragedia de Marikana, y explicó que los mineros estaban listos para atacar a los uniformados.
Lo que sucedió aquel día se pudo haber evitado. Nosotros íbamos a matar policías, ellos solo se defendieron, aseguró el llamado Señor X, una persona de identidad desconocida convocada por el Departamento de Seguridad Pública.
X era uno de los trabajadores participantes en la protesta y fue entrevistado a través de una conexión remota de video digital, su rostro se mantuvo oculto y la voz distorsionada, para protegerlo frente a posibles represalias de la comunidad minera.
Fuente . Prensa Latina
Fundación Sur