Se ha descubierto en el municipio de Djado, Niger, 700 km. al norte de Agadez, rodeado por las fronteras de Libia, Argelia y Chad, y a 80 km de la localidad más cercana, una zona aurífera que podría ocupar más de 200 km. de extensión. En pleno desierto del Sahara, la población local ha pasado, en un breve espacio de tiempo, de unos pocos cientos de individuos a una cifra que se podría acercar a los diez mil debido al efecto llamada. Hasta la zona se han desplazado buscadores de fortuna de todos los países del área, lo que en principio provocó problemas de abastecimiento que se han ido solventando con la aparición de comerciantes que han acudido en busca de un mercado emergente.
A las difíciles condiciones de vida en el lugar, se suma una actividad minera que se desarrolla de forma totalmente artesana, con los peligros que conlleva. Según declaraciones de la Asociación Nigerina de los Derechos Humanos (ANDDHH) “el Estado quiere regular las actividades y no se descarta que pueda lanzar una oferta internacional para comenzar con la explotación industrial”.
Fundación Sur