El portavoz de la misión local de la ONU, MONUSCO, teniente coronel Félix Prosper Basse anunció que se están haciendo preparativos para “lanzar muy pronto operaciones conjuntas contra los rebeldes ruandeses y neutralizarlos al igual que a otros grupos armados”. El teniente coronel Basse declaró que en las últimas semanas tanto la MONUSCO como el gobierno de Kinshasa han realizado llamamientos precisos a todos los insurgentes aún activos en Kivu del Norte para que depongan las armas y se adhieran al proceso de desmovilización. “En caso contrario, estamos decididos a neutralizarlos por la fuerza, de acuerdo con el mandato asignado a los cascos azules”.
Las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) están integradas en su mayoría por rebeldes ruandeses que se refugiaron en el este del Congo después del genocidio de 1994 en su país de origen. Las autoridades de Kigali consideran que en sus filas hay varios culpables de genocidio, y ve en las FDLR “una amenaza existencial para Ruanda”. Quienes más sufren la violencia y las extorsiones de los rebeldes son los civiles congoleños.
A pesar de que el operativo contra las FDLR no ha comenzado aún oficialmente, algunas escaramuzas ya se produjeron en los últimos días. Durante la noche entre el domingo y el lunes, un regimiento de las FARDC obligó a milicianos hutus ruandeses a retirarse de sus posiciones en la región de Luofu. Testigos locales informaron del desmantelamiento de un pequeño campamento de las FDLR por parte de los militares congoleños en la zona de Tongo, 60 kilómetros al norte de Goma, donde están tomando posición las tropas regulares y de los cascos azules.
Después de la derrota militar en noviembre pasado del Movimiento del 23 de marzo (M23), apoyado por Ruanda y Uganda, el gobierno congoleño y la MONUSCO han lanzado operaciones contra los rebeldes ugandeses ADF-Nalu y las milicias Mayi Mayi. Tanto las autoridades estadounidenses como las ruandesas han pedido que se acelere la lucha contra las FDLR. El próximo fin de semana el Consejo de Seguridad de la ONU debería pronunciarse sobre la renovación del mandato de la MONUSCO, la misión de paz más costosa y de mayor envergadura del mundo que con frecuencia ha sido blanco de las críticas por su incapacidad para proteger a los civiles.
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