Miles de personas celebraron en las calles de Dakar a primera hora del lunes, día 26 de marzo, que el presidente Abdoulaye Wade había admitido la derrota en su intento de ser presidente durante un tercer mandato, haciendo temer que intentaría aferrarse al poder.
Con los primeros resultados de la segunda vuelta de las votaciones presidenciales el Senegal dando a su rival Macky Sall una clara ventaja, Wade decidió telefonear a Sall para felicitarle esa misma noche, en lugar de esperar a los resultados definitivos.
Los medios estatales ya habían publicado una serie de resultados mostrando una clara ventaja de Sall.
Incluso antes de que Wade tirase la toalla, miles de personas salieron a la calle cantando, bailando y haciendo sonar los cláxones de sus vehículos. A la puerta del candidato vencedor, la gente bailaba al son de la música emitida por altavoces de gran alcance.
Escenas similares tuvieron lugar en la plaza de la independencia de Dakar, donde decenas de jóvenes en motocicletas gritaban y abucheaban, mientras hacían temerarias acrobacias con sus motos en la plaza, delante del palacio presidencial.
Un gran contraste con las protestas que se había desencadenado en la misma plaza por la polémica candidatura del presidente de 85 años.
Los días previos a la primera ronda de votaciones, el 26 de febrero, la plaza era escenario de enfrentamientos casi diarios entre los manifestantes y la policía, que disparaba gas lacrimógeno y balas de goma para dispersar las protestas. En total murieron seis personas esos días.
Como el presidente octogenario se había presentado como candidato a una tercera legislatura, desafiante frente a las fuertes criticas nacionales e internacionales, muchos esperaban lo peor en esta segunda ronda del pasado día 25 de marzo.
Wade había permanecido desafiante durante la campaña de la segunda vuelta de las presidenciales, descartando por “absurda” la idea de que pudiera perder, lo cual hizo temer que los resultados de las elecciones ocasionarían disputas.
Cuando llegó el momento, sin embargo, Wade supo qué hacer.
“Queridos compatriotas, al final de la segunda ronda de votaciones… los resultados actuales indican que el señor Macky Sall ha obtenido la victoria”, declaró en un comunicado, confirmando las informaciones de los medios estatales, que decían que había telefoneado a Sall para felicitarle.
“El verdadero vencedor sigue siendo el pueblo senegalés”, declaró Sall ante los periodistas después de que su victoria estuviera clara.
“Seré el presidente de todos los senegaleses”, prometió, agradeciendo a Wade su llamada telefónica.
La llamada de Wade recuerda a una hecha en el año 2000.
En aquella ocasión, el presidente saliente, Abdou Diouf telefoneó a Wade para admitir la derrota en lo que fue celebrado como el traspaso democrático del poder, en la nación del África occidental.
La derrota de Wade, y su rapidez en reconocerlo, ha supuesto un alivio para los que temían que estas elecciones hicieran descarrilar una de las democracias pioneras de África.
El ex poder colonial, Francia, y Estados Unidos, habían pedido a Wade que no siguiese adelante con la polémica tercera candidatura.
Las votaciones del domingo 25 de marzo terminaron a las seis de la tarde, pero los resultados iniciales publicados por los medios estatales mostraban que Sall llevaba una ventaja sobre Wade de por lo menos dos a uno, en la mayoría de los colegios electorales.
Wade fue duramente derrotado incluso en el distrito del que es natural.
Fue un golpe humillante para un líder que había sido tremendamente popular cuando fue elegido por primera vez, en el año 2000, después de 25 años de ser líder de la oposición.
Sall, de 50 años, una vez considerado como sucesor del veterano líder, cuando era protegido de Wade, después de un ascenso meteórico que le elevó a ser primer ministro.
Pero cayó en desgracia y abandonó el partido en el poder, de Wade.
En lo que ha supuesto su primera candidatura a la presidencia, sus buenos resultados en la primera ronda de votaciones hicieron que el resto de candidatos se unieran en torno a él para darle su apoyo frente a Wade.
En 2007, Wade fue reelegido en la primera ronda con un 55 % de los votos.
Pero su popularidad se ha hundido en los últimos años, cuando los precios de los alimentos se han disparado, porque continúan los apagones eléctricos y porque existía la percepción generalizada de que estaba intentando colocar a su hijo Karim Wade para sucederle.
Wade ha agotados los dos mandatos en la presidencia que limita la constitución, un límite que él mismo introdujo.
Pero como la ley no era retroactiva, y los cambios los había realizado durante su segundo mandato, según él, podría presentarse otros dos mandatos.
El tribunal constitucional de Senegal, el máximo órgano judicial, se mostró de acuerdo con Wade, y esto provocó una oleada de protestas en las calles.
Senegal ha sido alabada como una de las historias de éxito del África occidental, el único país de la región que nunca ha sufrido un golpe de estado militar.
(Daily Nation, Kenia, 26-03-12)
