Cinco miembros de las fuerzas de seguridad de Burkina Faso han muerto debido a la explosión de varios artefactos caseros que estallaron al paso de sus vehículos en Kompienga, una región al este del país.
La AFP anunció que un vehículo militar del CGA “había estallado” en la zona de Kompienga muriendo en el suceso tres soldados. También indicó que, por suerte, se pudo evacuar a otro de sus ocupantes, pudiendoser trasladado a un centro médico.
Otra de las fuentes de seguridad adjuntas a Uagadugú ha confirmado este ataque y ha enfatizado que “el día anterior otro vehículo había explotado debido a un artefacto explosivo casero”. La fuente indicó que “un policía y un militar habían perdido la vida en el ataque” y que, desde marzo, estaban llevando a cabo “una operación para mejorar la seguridad en las regiones del este y del centro del país”. La operación, aún en curso, pretende “neutralizar a los terroristas y sus refugios en los bosques de toda la región”.
Los ataques se atribuyen al grupo salafista yihadista Ansarul Islam, al Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes y al Estado Islámico en el Gran Sáhara. El país lleva cuatro años sufriendo estos ataques y cada vez son más frecuentes y mortales. Solo en 2015 mataron a más de 300 personas. Al principio su objetivo era el norte del país y, más adelante, se centraron en la capital y, en especial, en las zonas del este.
Las fuerzas de seguridad de Burkina Faso presentan una gran dificultad para poner fin a los ataques violentos a pesar de que regularmente lleven a cabo operaciones contra los grupos yihadistas. Según un recuento de la AFP, los ataques con artefactos explosivos improvisados comenzaron en 2018 y desde entonces se han multiplicado dejando cerca de 60 muertos.
A comienzos de año se decretó el estado de urgencia en 14 de las 45 provincias y se otorgó poderes adicionales a las fuerzas de seguridad entre los que se incluyen registros domiciliarios.
Fuerzas militares confirmaron, el pasado 24 de febrero, la “muerte de una treintena de terroristas” en una “operación terrestre y aérea” que se llevó a cabo en la región este del país. Desde febrero, y como respuesta a un ataque que mató a 14 civiles en el norte, las fuerzas militares de Burkina Faso están llevando a cabo este tipo de operaciones conjuntas en tres provincias del norte que, junto con otras acciones, han acabado con la vida de 146 yihadistas.
Fuente: Slate Afrique
[Edición y traducción, María Murillo Luque]
[Fundación Sur]
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