Entre 7.000 y 8.000 ex miembros de las Fuerzas Armadas de África Central (FACA) han respondido, desde el 13 de enero, a la llamada del Estado Mayor en Bangui. Todos estos elementos y los soldados del ejército regular habían desaparecido después de la toma del poder por Michel Djotodia, en marzo de 2013. Esta llamada ha sido por el presidente interino Alexander Ferdinand Nguendet. Esta es una de las primeras iniciativas de Nguendet una vez instalado el sábado, en su calidad de presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), en el cargo de Presidente interino de la República tras la dimisión de Michel Djotodia. Una orden del Jefe del Estado Mayor mandaba «hacer todo lo posible para organizar el regreso de todo el personal del ejército regular, es decir, la FACA, para regresar a los puestos que ocupaban, para participar en las operaciones de desarme llevadas a cabo por el personal de la operación Sangaris (fuerza armada francesa, NDLR) y de la MISCA (Misión Internacional de Apoyo a Centroáfrica, fuerza armada africana comisionada por la ONU)».
Desde el comienzo de la semana, entre 7000 y 8000 desertores han respondido a la llamada, según ha informado el coronel Christian Narkoyo, ex portavoz militar de los ex rebeldes de la Séléka, hoy comandante de la gendarmería móvil centroafricana. Narkoyo declaró que «Este es aproximadamente el mismo número para la gendarmería y la policía”. Este retorno no es, sin embargo, bien percibido por los ex rebeldes Séléka, cuyo líder Michel Djotodia se ha marchado del poder y dicen que temen represalias y los ajustes de cuentas de estos desertores acusados de haber trabajado dentro de las milicias de autodefensa anti-Balakas (anti machetes) en guerra contra los ex Séléka. Según Narkoyo «Ahora ellos están fuera y permanecen en los barrios. Nosotros tenemos el mismo miedo a vivir en los barrios. El saqueo y la violencia continúan. Con este comportamiento nos preguntamos ¿cómo se puede realmente colaborar? Esta es la pregunta que ahora se plantea».
Mientras tanto, asevera Narkoyo, » los ex Séléka están casi todos acantonados: alrededor de 7000 en Bangui y más de 3000 en las provincias. Nosotros estamos supervisados por Sangaris y MISCA». Suspendidas desde el 16 de diciembre, las patrullas de la gendarmería y de la policía llevadas por el ejemplo de los hombres del comandante de la gendarmería móvil han recobrado «los principales ejes de comunicación» de Bangui. Frente a los 400 de antes «a partir de ahora 600 gendarmes están bajo mi mando». Ningún ex rebelde ha participado en estas operaciones, ya que «los ex Séléka aún no se han incorporado ni en la policía ni en el ejército». Desde las acciones del presidente interino, la violencia se ha reducido en la capital centroafricana. El Consejo Nacional de Transición ha abierto una ronda de consultas que deberían conducir en los próximos días a la designación de un nuevo jefe de Estado de la transición.
Journal de Bangui (RCA)