Siempre me llamó poderosamente la atención el sistema de creencias por el que los humanos nos movemos. Creencias, aquellas que especialmente tienen que ver con el pensamiento mágico-religioso y todas sus connotaciones en la vida cotidiana.
Acostumbrados como estamos a estar, en cierta medida, familiarizados con las grandes religiones, poco sabemos sobre los acervos mágicos que se conservan en todas ellas, reminiscencias a veces de una superstición remota que pervive y se vela u oculta.
Hacer un análisis exhaustivo de cómo opera en nuestro cerebro “la creencia” no es objeto de este post, sabéis que tampoco me gusta hacerlos largos y tediosos… para eso ya utilizo otros canales, pero sí quiero compartir algo que nunca sale en las noticias de los telediarios cuando nos hablan de pateras o migración: La Magia aplicada a los periplos por mar, un tabú.
Al igual que los católicos, dependiendo de sus zonas geográficas y de sus contextos, utilizan a modo de oración u ofrendas peticiones a Santos/as para obtener favores especiales o simplemente en cosas cotidianas, en África los viajes por mar también tienen sus propias letanías, creencias, magias y “ofrendas”.
No solo las mafias operan, también intervienen marabús o brujos sobre las personas que se embarcan, no me refiero a las mujeres víctimas de trata por miedo al vudú u otras prácticas de hechicería, hablo de hombres, mujeres o niños. De esta manera no solo nuestro Estrecho está lleno de cadáveres de personas que naufragaron y se dejaron la vida por intentar obtener una vida mejor, sino que tristemente el mar los llevó a mejor vida. Los mares están también llenos de sacrificios humanos desde la misma patera por mandato de las creencias.
Hablar hoy día de sacrificios humanos, nos parece algo inimaginable en nuestro mundo occidental pero hemos de saber que a veces cuando hemos escuchado en las noticias relatos velados sobre migrantes que han sido arrojados al mar mientras la patera surcaba el Mediterráneo, hemos de contemplar que en muchas ocasiones esas prácticas están asociadas a la magia y la superstición por la que el periplo marítimo llegará a buen puerto si se ofrece un sacrificio humano al mar (voy a dejarlo aquí, en “el mar”, no voy a referirme a las deidades concretas que exigen el sacrificio).
No escapa nadie, ni por género ni edad: no hay que sacar el palillo más corto, simplemente puede que el marabú haya dicho que sea una mujer, unos niños gemelos malditos, un hombre con alguna característica diferente.
Seguiremos investigando…
Original en: @filoantropa
