Miles de fans acudieron al estadio nacional de Angola, el domingo por la tarde para lo que debería haber sido un momento de orgullo nacional, la juerga que se suponía que iba a ser la nº 27 Copa África de Naciones. El color y las pompas abundaban pero había una sombra proyectada por el ataque armado fatal contra el equipo de Togo, el día 8 de enero, mientras el equipo entraba en Angola.
Después de un fin de semana de confusión todavía no estaba claro si Togo se quedaría para tomar parte en el torneo, después de que tres miembros de su personal fueran asesinados mientras conducían a través de la problemática provincia de Cabinda. A pesar del shock inicial, los jugadores de Togo y el entrenador prometieron quedarse en la competición para rendir homenaje a los muertos, pero su primer ministro ordenó al equipo que volviera a casa y envió un avión para devolverle a su país.
“Tuvimos una reunión entre los jugadores y nos dijimos a nosotros mismos que éramos jugadores de fútbol, así que decidimos hacer algo bonito por nuestro país y jugar, para rendir tributo a los que murieron”, declaró Emmanuel Adebayor, el capital de la selección de Togo. “Desafortunadamente, el jefe de estado y las autoridades del país han tomado una decisión diferente, así que haremos las maletas y nos iremos a casa”, añadió.
Pero a última hora del domingo, el ministro de deportes de Togo sugirió que el equipo podría volver a entrar en la competición. Chistophe Tchao dijo: “hemos ordenado tres días de luto. Los jugadores están volviendo con los cuerpos de los muertos y hemos pedido a la Confederación de Fútbol Africana, CAF, que encuentre una solución para que podamos ponernos al día en la competición, más tarde.
Entre las personalidades importantes en la ceremonia de inauguración estuvo el presidente de Suráfrica, Jacob Zuma.
Los organizadores del primer mundial de fútbol celebrado en Suráfrica han declarado que no se puede mezclar la inestabilidad en Angola con los preparativos en Suráfrica, advirtiendo contra los estereotipos negativos en torno a todo el continente, recordando el delicado tema del “afro-pesimismo”.
Zuma rechazó las especulaciones sobre que este incidente había aumentado las dudas en cuanto a la seguridad del mundial de fútbol en Suráfrica, dentro de unos meses.
Danny Jordaan, el organizador jefe del mundial en Suráfrica declaró escéptico que no cree que el mundo haya pedido nunca a un país que se haga responsable de lo que pasa en otro”, y añadió: “nuestro mundial es seguro y tenemos confianza, porque hemos empleado muchos recursos para salvaguardar el evento en nuestro país”.
Los fans, cuando entraban en el estadio de Luanda, capital de Angola, expresaban su determinación a que el torneo sea todo un éxito y expresaron poco temor, a pesar de la promesa de los responsables del ataque de Cabinda, el Frente de Liberación del Enclave de Cabinda, FLEC, de llevar a cabo más ataques.
(Mail & Guardian, Suráfrica, 11-01-10)