“El racismo es conocido por hacer que lo que debería ser una aberración parezca algo natural” – Nadine White

El mundo no paró cuando las personas negras comenzaron a sufrir discriminación racial en su lucha por cruzar la frontera entre Ucrania y Polonia huyendo del conflicto. Sin embargo, sí ha parado cuando Charlie D’Agata, reportero de la cadena estadounidense CBS, se refirió a Ucrania como “europea y, por tanto, civilizada”, insinuando cómo la gestión de personas desplazadas tendría un carácter especial, nunca visto hasta ahora.

Como ha expuesto de manera brillante Lahcen Haddad, la “delicada elección de palabras”, como el propio D’Agata clasificó su comentario, no es sino una manera velada de distinguir entre “buenas” personas refugiadas y “malas”.

“Al igual que hay refuerzo positivo, lo hay negativo”, escribió Haddad en su análisis para Morocco News. En él, Haddad puso de manifiesto cómo, si a una persona se la trata en buenos términos, su conducta será acorde. El problema surge cuando el trato se hace en términos derogatorios. Esto es exactamente lo que los medios de comunicación están realizando.

La forma en que se ha construido la imagen de las personas desplazadas de Afganistán, Irak y Siria ha sido desde la representación de personas sucias, mujeres con velo, hombres con barba “que tienen todos los ingredientes de malas personas refugiadas”. En contraposición, todas las imágenes de las personas desplazadas a raíz de la invasión de Ucrania mostrarán a una población “limpia, con equipaje razonable, bien vestida e incluso llorando de manera civilizada”.

Esta cruda realidad ha sido arduamente criticada por Fayozuka, creador de contenido de la plataforma TikTok. En uno de sus últimos vídeos, Fayozuka desmiente la idea de que las invasiones de Afganistán e Irak fueron misiones civilizadoras, dando un giro de 180 grados al argumento de D’Agata.

El mismo esfuerzo está siendo emprendido por Ambreen Jawed en la red social Twitter. Tras la viralización del reportaje de D’Agata, Jawed tuiteó las siguientes palabras: “Creo que D’Agata se ha olvidado de cómo en la Primera y Segunda Guerra Mundial millones de personas europeas fueron asesinadas por personas europeas”.

En esta línea, Haddad ha recogido el peligro de la viralización de contenido morboso en estas mismas redes sociales. Como bien ha puesto de manifiesto, las personas con “tirón incivilizado” no merecen nuestra simpatía. Sin embargo, la perspectiva cambia cuando las imágenes que llegan son de un niño o niña cuyo cuerpo aparece en una playa de nuestras costas arrastrado por la marea.

Esta concepción sesgada acerca de qué personas merecen recibir ayuda y quiénes no es la principal razón por la cual la discriminación racial que sufren actualmente las personas negras que intentan cruzar la frontera polaca para huir de la guerra en Ucrania no está gozando de cobertura mediática.

Llegado este punto, he de retractarme en mis palabras. Las medidas racistas tomadas contra las personas negras en la frontera ucraniana sí reciben atención; cientos, miles, de personas en las redes sociales están atentas a las peticiones de ayuda de quienes sufren la discriminación, respondiendo, reportando y denunciando.

Entre ellas ha destacado especialmente la abogada polaca Brenda Efuhievwe. Desde que llegó a su conocimiento la discriminación que las personas negras estaban sufriendo en la frontera de su país, ha emprendido campañas de activismo en Twitter para concienciar y llamar la atención sobre la injusticia e ilegalidad que se estaban llevando a cabo, con el principal objetivo de presionar a los gobiernos responsables. Asimismo, se ha encargado de tomar testimonio y gestionar las denuncias de aquellas personas que así han decidido proseguir.

Junto a ella, la periodista Darshana Soni, a través de su perfil de Twitter, ha denunciado esta discriminación racial con duras palabras: “En la guerra, unas personas son más iguales que otras”.

La presión de ambas ha sido escuchada por el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba. La respuesta del gobierno ucraniano ha sido el establecimiento de una línea de asistencia para estudiantes de origen asiático y africano que quieran abandonar el país.

Aunque se trate de una buena iniciativa, la medida de Kuleba no ha hecho sino demostrar la existencia de racismo y prácticas discriminatorias en la frontera polaca y los mecanismos y agentes de evacuación. Este planteamiento ha sido secundado por la columnista del periódico británico Independent, Nadine White. Su perfil de Twitter se ha convertido en un mecanismo de control de la línea de asistencia ucraniana, actuando como punto de presión para la solución de los problemas técnicos que surgen en su puesta en práctica.

Una de sus críticas más potentes ha sido la manifestación de un aspecto de la evacuación y la huida de personas desplazadas que, hasta el momento, no había sido tratado. Como White expresó en un tuit, las personas negras que huyen de Ucrania, en especial estudiantes quienes no gozan de redes de apoyo en el país, se han convertido en el punto de mira de redes contrabandistas. Este método de escape se está convirtiendo en una opción más atractiva a cada minuto que corre.

Alguien que elija ver el lado positivo a una mala situación podría argumentar cómo, por lo menos, las mujeres, niñas y niños no están siendo dejadas de lado, ya que, como se ha hecho público en varias ocasiones, estas personas gozan de prioridad en el proceso de evacuación hacia Polonia.

No obstante, como bien ha reflejado Shazzie101, influencer de TikTok, las mujeres negras no están incluidas en la definición de mujeres. El duro testimonio que refleja su vídeo demuestra cómo el racismo también atraviesa las concepciones más fundamentales del Norte global.

Sin pecar de pesimista, pero rescatando las palabras de Lahcen Haddad, “si las personas reporteras, periodistas y comentadoras allanan el camino en la reproducción de la producción orientalista de la retórica racista y etnocentrista, ¿qué queda por decir?”.

Fuente: Morocco World News – Lahcen Haddad

[Araceli Guerrero García]

[CIDAF-UCM]

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