El pasado domingo 10 de enero, un ayudante del sheriff del condado de Cumberland en Fayetteville, Carolina del Norte, disparó, provocándole la muerte, a Jason Walker, un hombre negro que según los testigos tan sólo caminaba de vuelta a casa.

La policía de Fayetteville, sin embargo, parece haber aceptado automáticamente la versión de los eventos proporcionada por el propio agente involucrado en los actos, el cual asegura que Walker saltó encima de su vehículo.

De acuerdo con la información proporcionada por los medios locales, los familiares de Walker denuncian que la narrativa policial no encaja con su personalidad. Además, Elizabeth Ricks, la mujer que ayudó a Walker después de que este fuera disparado y que asegura haber visto cómo se desarrolló toda la escena, tampoco está de acuerdo con la versión oficial de la policía:

“No vi a nadie perder los papeles. El hombre simplemente caminaba hacía casa”.

A través de sus redes sociales, Ricks ha contado cómo Walker estaba cruzando la calle tranquilamente cuando el agente le golpeó y le disparó después de que este cayera encima del capó de su coche. Por si esto fuera poco, la “caja negra” del mencionado vehículo tampoco ha mostrado evidencias de que el vehículo sufriera algún tipo de colisión.

En cualquier caso, incluso si fuera cierto que Walker causó intencionadamente daños al vehículo del agente, esto no justificaría su muerte. La justificación de haber actuado en defensa propia no se puede aplicar en cualquier situación en la que una persona crea que tiene derecho a disparar a otra persona.

Sin embargo, a pesar de que el agente ha sido interrogado y puesto bajo custodia policial, aún no ha sido detenido. El incidente se ha producido menos de una semana después de que otro hombre negro, Stephen Addison, fuera asesinado por un conductor blanco en un incidente causado por una riña de circulación. A diferencia del agente que mató a Walker, éste si fue acusado de asesinato.

Fuente: News One

[Traducción y edición, Alaitz Saez Suarez]

[CIDAF-UCM]

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