Los largos y persistentes cortes de electricidad que tienen lugar casi por todas partes en Senegal han llevado a los consumidores, eventualmente a protagonizar manifestaciones de protesta improvisadas y a presentar quejas ya que se sienten furiosos con las incalculables pérdidas económicas que causan estos apagones.
La situación es tan grave que la Asamblea Nacional ha organizado una sesión extraordinaria “Ad hoc”, el día 20 el julio, para aclarar a los consumidores.
Estos apagones de electricidad que tanto molestan a los consumidores durante el caluroso verano, todavía son más perjudiciales para los impotentes pequeños empresarios y pymes, sastres, soldadores, cibercafés… Durante dos días, no he podido coser esta prenda y había prometido entregarla hoy”, señala un sastre, que estaba en un enorme centro comercial en Rufisque (a 30 km de Dakar,) encorvado sobre su máquina de coser, a la espera de que volviese la electricidad. “Desde que han vuelto los apagones, me da miedo coger pedidos de mis clientes, porque me puede ocurrir que no logre terminarlo en el tiempo acordado”, añade, anticipándose al final de mes, que tendrá que pagar el alquiler de su tienda de todos modos.
Un sastre vecino se rebela contra el poco caso que las autoridades del país le conceden a las pequeñas empresas, alabando su rol en la creación de puestos de trabajo y su contribución a la riqueza del país mediante sus impuestos”.
“Todos sabemos que durante el mundial de fútbol que acaba de terminar, el gobierno ha desembolsado 21 millones de Francos CFA para evitar cualquier interrupción de la electricidad y permitir a los senegaleses ver todos los partidos completos”, explicó, y sus compañeros asentían con la cabeza para darle la razón.
“Desde que terminó el mundial, SENELEC sigue cortando la electricidad inoportunamente, sin preocuparse de nosotros”, lamenta.
Como estos consumidores, muchos trabajadores senegaleses que necesitan electricidad para llevar su comercio están experimentando duros momentos. Ya que no pueden permitirse comprar generadores, muchos peluqueros, sastres, gerentes de cibercafé, soldadores, etc. están obligados a sufrir las repercusiones de estas interrupciones.
Los sastres en la región de Thies, 70 kilómetros al este de Dakar, insisten en que no pagarán sus recibos de la electricidad en protesta por los apagones.
En la ciudad costera turística de Mbour, a 83 kilómetros de la capital, jóvenes manifestantes furiosos apedrearon el ayuntamiento de la ciudad, por lo que algunos de ellos resultaron detenidos y procesados.
En la región central de Kaolack, a 192 kilómetros de Dakar, los consumidores descargaron su ira contra las instalaciones de SENELEC, después de una enorme manifestación de protesta.
Las oleadas de protestas en las ciudades del interior, eventualmente llegaron hasta la capital y sus suburbios, donde los consumidores tomaron las calles, quemando neumáticos en protesta por los apagones.
Muchos de estos manifestantes incluso amenazaron a funcionarios de SENELEC que ni siquiera se atrevían a visitar sus casas, para leer los contadores.
Frente a todas estas protestas por los apagones, los funcionarios de SENELEC culpan a la mala calidad del combustible, que supuestamente estropea los motores de algunas plantas eléctricas.
Dejando a un lado todos estos argumentos, muchos senegaleses se lamentan de las innumerables promesas incumplidas por el actual régimen, que desde el año 2000 ha prometido que acabará con los apagones.
Sin embargo, el gobierno ha anunciado una inversión de 500.000 millones de francos CFA en este sector, el equivalente a un tercio del presupuesto nacional en este sector, para mejorar el abastecimiento eléctrico.
(African Press Agency, 20-07-10)