Keiko Akahane, la médico japonesa liberada tras más de tres meses de cautiverio en Somalia, se había marcado como objetivo personal el combatir los efectos de la guerra y la pobreza sobre la salud de los niños en el este de África, según sus familiares y amigos.
Akahane, de 32 años, y un enfermero alemán, Willem Sools, de 27, trabajaban para la organización francesa Médicos del Mundo en un poblado afectado por la sequía, en la frontera de Somalia con Etiopía, cuando fueron secuestrados, el pasado 22 de septiembre.
Sus compañeros creen que la doctora japonesa se inspira en su padre, también médico dedicado a la investigación de la parasitología, que murió en 2005. “Ella representa esa clase de talento que nosotros intentamos infundir en la Universidad”, señala el rector de la Universidad de Katamine a los periodistas, cuando le comunicaron la noticia de la liberación de Akahane, junto a su compañero, el enfermero alemán.
Akahane, que se graduó en la Universidad de medicina de Toyoma y habla inglés y español, estaba particularmente preocupada por los niños infectados con sarampión, los norovirus y el sida transmitido de madre a hijo. Según cuenta el jefe de pediatría de un hospital en el que trabajó, la doctora le había confesado que consideraba que la guerra y la pobreza han dejado a la medicina en un nivel diferente en países como Etiopía, del que conocían en Japón, y ella quería ir allí a trabajar, a pesar de la inseguridad.
El número de japoneses civiles víctimas de secuestros y ataques terroristas en el extranjero ha aumentado notoriamente en los últimos años al haber empezado el país a aumentar su presencia internacional. El año pasado, fueron cinco los japoneses secuestrados, elevando la cifra total hasta 20, entre 2003 y 2007.
Un grupo armado somalí, que secuestró a los dos trabajadores de MSF, pedía 3 millones de dólares de rescate, pero la organización francesa no ha querido aclarar si ha pagado o no alguna cantidad de dinero por la liberación.
(News 24, 08-01-09)