Parece que se va a producir un cambio súbito con relación a la prohibición de decretada en septiembre de 2010 de la explotación artesanal de minas en los dos Kivu y en Maniema, como resultado de las conclusiones de un taller de debate y reflexión celebrado en Kinshasa.
La pacificación del este de la RDC pasa sin ninguna duda por un control sistemático de la explotación de los recursos mineros de estas regiones. Esa era la convicción del Jefe del Estado, cuando tras una visita del este de la República, decretó la suspensión de las actividades mineras, ante la evidencia, compartida por todos los observadores, de que la explotación irregular, comercialización de los productos mineros, servían para financiar los conflictos. Los grupos armados rebeldes tratan de controlar los yacimientos mineros. Como afirmaba el ministro de Minas Martin Kabewelulu “todas las rebeliones que sufrimos son guerras económicas por el control de los minerales de nuestro país ». Por otra parte, también era una evidencia que existían redes mafiosas en las que estaban implicadas autoridades locales, regionales, nacionales, civiles y militares, que en lugar de hacer aplicar la ley se dedican a las actividades mineras ilícitas. La suspensión de la explotación implicaba el compromiso de establecer « medidas para reforzar los controles y garantizar la trazabilidad de los minerales y así poner fin al desorden del sector”, para lo que parece de todo punto necesario un ejército y una policía eficaces.
Unos meses después del decreto de suspensión de actividades mineras, el gobierno no parece capaz de garantizar su aplicación. Se le reprocha que ha asfixiado las actividades comerciales de estas provincias mineras y que las redes mafiosas, denunciadas por el jefe de Estado, han seguido operando impunemente en minas que debería haber cerrado el Estado. Desdichadamente para Kinshasa, el taller organizado para estudiar la cuestión no es más que un intento de maquillar una decisión ya tomada; el levantamiento de la prohibición no es más que el reconocimiento por parte del Estado de su impotencia para controlar realmente cuanto sucede en el este de la República.
(Resumen a partir de informaciones de Le Potentiel, Kinshasa, 26/02/2011)
Resumen y traducción de Ramón Arozarena.