La llegada del ex presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, para enfrentarse a la justicia ante el Tribunal Penal Internacional, TPI, de La Haya, ha entregado al tribunal del fiscal Luis Moreno Ocampo, “el pez más grande” en bandeja, según los expertos.
“Ciertamente es un pez grande, el más grande hasta la fecha”, afirma Willem van Genugten, profesor de derecho internacional en la universidad de Tilburg, en el sur de Holanda.
Gbagbo es el primer ex jefe de estado que es juzgado en el TPI.
Ahora entre rejas en la unidad de detención del tribunal de La Haya, Gbagbo es el sexto sospechoso entregado al TPI, que no tiene su propia policía para realizar arrestos.
Antes, el ex vicepresidente de la República Democrática del Congo, Jean Pierre Bemba, había sido el político de más alto rango en custodia del TPI, según Van Genugten.
“Ha habido otras órdenes de detención, como la que hay contra Omar al Bashir, presidente de Sudán, pero bueno, no funciona”, añade Goran Sluiter, profesor de derecho criminal en la universidad de Amsterdam, refiriéndose al presidente sudanés que lleva requerido por el TPI desde 2009.
Bashir sigue burlándose del TPI, donde se le busca por genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra cometidos en Darfur. También sigue viajando por el mundo, incluidos países que firmaron el estatuto de Roma por el que se creó el TPI, y se supone que están obligados a ayudar al tribunal arrestando al sospechoso.
“Creo que Costa de Marfil se dio cuenta de que no puede asegurar un juicio justo [contra Gbagbo], por lo que ha pedido al TPI que lo haga”, agrega Van Genugten.
El presidente Alassane Ouattara, antiguo rival de Gbagbo, pidió al TPI el 3 de mayo que investigase los “más graves crímenes cometidos en Costa de Marfil, tras la segunda ronda de elecciones presidenciales, el 28 de noviembre del año pasado.
Justicia del vencedor
Los nuevos gobernantes del país del África occidental han presionado durante semanas para que le transfiriesen a la sede del TPI de La Haya, y la decisión se produjo menos de dos semanas antes de las elecciones legislativas del 11 de diciembre, en la ex colonia francesa.
“En otras palabras, Luis Moreno Ocampo no tuvo que hacer mucho”, afirma Van Genugten.
Sluiter añade: “No olvidemos que Gbagbo es alguien que perdió el poder, que es del bando perdedor y que ya estaba en la cárcel”, al advertir contra lo que él denomina justicia del vencedor.
Sluiter señaló que Moreno Ocampo prometió que ambos bandos serían investigados en el conflicto, que, según Naciones Unidas, dejó 3.000 muertos.
“Es un poco como si dijera que ambos bandos serían investigados sólo por guardar las formas”, explicó.
El profesor de derecho internacional reconoció sin embargo que “por razones prácticas” es más fácil juzgar a los perdedores antes que a los vencedores, especialmente para asegurar la cooperación todo lo posible.
La transferencia de Gbagbo llega en el ocaso de Moreno Ocampo como titular de fiscal jefe del TPI, unos meses antes de terminar su mandato, en 2012. Su sucesor será elegido en diciembre.
“No sé cuál ha sido la contribución de Moreno Ocampo, pero está claro que ha sido muy conveniente para él que haya pasado ahora”, dice Christophe Paulussen, un investigador del Instituto Asser, especializado en justicia internacional.
(News 24, 01-12-11)