El día 16 de marzo, en torno a las ocho de la tarde, un asaltante no identificado ha lanzado un coctel molotov dentro de la casa de la encarcelada presidenta del partido de la oposición FDU-Inkingi, la señora Victoire Ingabire, en Kigali. Nadie ha resultado herido en el ataque.
La policía fue informada inmediatamente. Primero el Comandante de la Policía del distrito de Gasabo visitó la escena y ordenó que una patrulla vigilase el lugar durante la noche. Después, llegaron otros oficiales de policía, para averiguar qué había pasado. Después de una actuación para simular que estaban investigando, uno de los oficiales irónicamente sugirió que el coctel podía haber sido lanzado por los residentes de la casa, “para atraer la atención de los medios de comunicación”.
Según el vigilante, unos minutos antes del ataque un sospechoso exploró antes la zona de alrededor del complejo y fue visto observando brevemente el complejo residencial. Una periodista que entrevistó al vigilante tuvo un breve enfrentamiento con otro oficial de policía, que quería suavizar y ver previamente su reportaje, antes de ser emitido.
Los líderes del partido FDU Inkingi condenan este ataque cobarde y pide una investigación profunda, para que los culpables se enfrenten a la justicia. Esto es responsabilidad de todos los gobiernos, garantizar la seguridad de sus ciudadanos, independientemente de su orientación política.
Detención políticamente motivada
El día del ataque, el 16 de marzo, la líder de la oposición cumplía 153 días de encarcelamiento en la prisión de máxima seguridad de Kigali, acusada de “negacionista” del genocidio de tutsis, en 1994, y colaboración con grupo terrorista. La primera de las acusaciones es debida al discurso que dio a su llegada a Ruanda desde Holanda, en enero de 2010, con la pretensión de presentarse a las elecciones. Rindió homenaje a las víctimas tutsis del genocidio y dijo que los responsables de esas muertes debían enfrentarse a la justicia, al igual que los responsables de las demás masacres que se han cometido. La segunda de las acusaciones, todavía no ha sido probada ante el tribunal, donde la fiscalía presenta pruebas débiles y fácilmente desmontables por los abogados de la defensa de Ingabire. Aún así, todas las apelaciones para obtener la libertad bajo fianza, puesto que no se han presentado pruebas contra ella en estos casi ya 160 días de “prisión preventiva”, han sido denegadas por el juez. El mismo tribunal sin embargo ha aprobado la solicitud de la fiscalía de alargar la prisión preventiva, las dos veces que ha expirado, la última, el día de Navidad de 2010.
La acusación de “negacionismo” es muy controvertida entre los propios ruandeses y muchos grupos defensores de derechos humanos internacionales, que acusan al régimen de Paul Kagame en Kigali de utilizar esta acusación para reprimir a la disidencia y la oposición, sin bases sostenibles, por lo que consideran las detenciones de los líderes de la oposición, ilegales y políticamente motivadas.
El régimen de Kagame tiene además a otros opositores políticos encarcelados por cargos semejantes. Deo Mushayido ha sido condenado a cadena perpetua, mientras que Charles Ntakirutinka ha sido condenado a 15 años de prisión y Bernard Ntaganda, a 4 años.
Premio pacifista internacional con el nombre de Inabire
El caso de Ingabire, en el que un discurso de respeto, paz y reconciliación le ha valido una acusación tan tergiversada como desmesurada, la de “negacionista”, ha ocupado espacios en los medios de comunicación europeos por varias razones, aunque la principal es la admiración que despierta esta mujer que vivía en Holanda una vida tranquila y próspera junto con su familia, tenía una carrera profesional asentada y de éxito, pero dejó todos los lujos para iniciar la lucha “contra el miedo y la pobreza” en su país natal, “por la reconciliación de todos los ruandeses”.
La líder del FDU Inkingi, partido al que el gobierno ha impedido incluso registrarse, tiene notorios y cada vez mayores apoyos entre la diáspora ruandesa que ve en ella la mejor, si no única, oportunidad de abrir la puerta a la democracia y el estado de derecho en Ruanda.
A la vez que Kigali intenta, aún sin pruebas contundentes, presentarla al mundo como colaboradora con grupos terroristas, esos apoyos nacionales e internacionales van en aumento: el día 12 de marzo de 2011 se inauguró un premio internacional con su nombre, el “Victoire Ingabire Umuhoza por la Democracia y la Paz”, en Montreal, Canadá, que la Red Internacional de Mujeres para la Democracia y la Paz, RIFPD, por su nombre en francés, concederá anualmente a mujeres que destaquen como “impulsoras de la lucha por la democracia y la paz en África”. En su año inaugural, le ha sido concedido a la señora Ingabire, in absentia.
El sistema judicial de Ruanda, en tela de juicio
Mientras que las autoridades judiciales de Ruanda, incluido el ministro de Justicia, hacen declaraciones públicas sobre el caso de la señora Ingabire, como si se tratase de un proceso transparente, lo cierto es que cada una de sus declaraciones son puestas al descubierto inmediatamente por el partido FDU y la coalición de la oposición ruandesa, con comunicados que ofrecen pruebas de la falsedad de las declaraciones del ministerio fiscal, el tribunal, el ministro de interior, incluso el propio presidente, Paul Kagame.
La última ocasión en que ha tenido lugar esta confrontación de declaraciones públicas ha sido el día 17 de marzo, cuando el juez Johnston Busingye, presidente del tribunal y vicepresidente del Tribunal Supremo ruandés, afirmó en un medio oficial del país que habían solicitado a Victoire Ingabire que presentase su defensa en febrero “pero hasta la fecha no ha hecho nada”. Rápidamente, en un amplio comunicado, el partido FDU Inkingi, aclaraba lo siguiente: “(…) no podemos creer que un juez de tan alta posición haya mentido deliberadamente al público, cuando él sabe que un expediente de 2.080 páginas fue presentado por la defensa el pasado 27 de diciembre de 2010, para justificar la detención ilegal de la señora Ingabire, y todavía está siendo investigado, según el ministro de Justicia”.
A pesar de todo, apoyo internacional
A pesar de estos abiertos ataques a la libertad de expresión y asociación en Ruanda; del asesinato de varios periodistas críticos y opositores políticos en extrañas circunstancias; de la publicación de un informe de la ONU en el que se reconocen las masacres contra hutus perpetradas por el FPR, partido de Kagame en el poder, que podrían ser considerados por un tribunal como genocidio; y de las múltiples pruebas de la falta de democracia y respeto por los derechos humanos en el país, Ruanda recibe el apoyo económico y político de personalidades políticas internacionales, como Toni Blair, de gobiernos extranjeros con causas criminales abiertas contra él y sus allegados en el gobierno, como Francia y España, y de la mismísima ONU, a pesar de ser el mismo organismo que ha publicado el informe Mapping Exercise, en el que se acusa al FPR de cometer masacres en Ruanda y la Vecina República Democrática del Congo, el pasado 1 de octubre.
Sus críticos achacan este apoyo a la necesidad de “llevarse bien” con el principal exportador, mediante el expolio, según diversos informes públicos, de las riquezas mineras de la vecina República Democrática del Congo.
(Diversos comunicados del partido FDU-Inkingi/otras fuentes, 16-03-11)