Sin helicópteros de la comunidad internacional, la misión conjunta de Naciones Unidas y la Unión Africana en Darfur, UNAMID, está avocada al fracaso, según ha declarado el comandante de la misión en el Instituto para Estudios de Seguridad de Pretoria, esta semana. El general nigeriano, Martin Luther Agwai, ha dicho que se ha pedido a muchos países, entre ellos Suráfrica, que suministren 18 helicópteros utilitarios, 6 helicópteros de ataque y un avión civil, ya que la misión híbrida de Darfur, los necesita desesperadamente.
El general Agwai aseguró que el avión civil es necesario por el mal estado de las carreteras en Darfur y las enormes distancias que hay que cubrir, en una región que tiene una extensión parecida a la de todo el país de España.
Agwai está convencido de que si la UNAMID hubiera tenido estos helicópteros, podría haber salvado las vidas de los 12 soldados de la misión, namibios, nigerianos, malienses y senegaleses, que murieron cuando los rebeldes atacaron su base en Haskanita, en septiembre de 2007. Los mandos de la base mayor de Al Fashir fueron informados del ataque en 35 minutos, pero se vieron obligados a emplear 24 horas para llegar hasta Haskinita. Los helicópteros civiles que trabajan para la UNAMID se negaron a volar hasta Haskinita alegando que no están equipados para entrar en zona de guerra.
Admitiendo que él no quería el trabajo de comandar la UNAMID por los enormes retos a que se enfrenta, el general lamentaba “una verdad muy difícil de digerir, que la UNAMID es una misión de mantenimiento de la paz, sin ninguna paz que mantener”.
Aunque el Gobierno sudanés y una parte de los rebeldes del Ejército del Pueblo de Sudán han firmado el acuerdo de paz para Darfur, en 2006, diversos otros grupos rebeldes se han negado a firmarlo y por tanto los enfrentamientos han continuado y han proliferado al haberse fragmentado varios grupos rebeldes en diversos grupos más pequeños.
Agwai describió la situación como un desconcertante cruce de conflictos, entre los ejércitos rebeldes y entre ellos y el Gobierno de Sudán, y sus fuerzas apoderadas, los janjaweed, así como las guerras por aproximación entre Sudán y su vecino Chad, que libran apoyando cada uno a los rebeldes del otro.
Para el general nigeriano la comunidad internacional tiene unas esperanzas irrealistas en la UNAMID, que hasta el momento sólo ha podido desplegar menos de 9.000 soldados, del contingente planeado de 26.000. La comunidad internacional, por ejemplo espera que la UNAMID intervenga en los conflictos entre las múltiples facciones armadas en Darfur. Agwai insistió en que ése no era el mandato de la misión híbrida y que él mismo ha dado orden a todos los soldados para que se quiten de en medio cuando estos grupos comienzan a intercambiar fuego armado “hasta que cesen los disparos, porque mis soldados no tienen vidas a prueba de balas”.
Aunque por lo general se tiene la percepción de que la misión de UNAMID es un fracaso, Agwai recuerda que sus tropas han logrado varios objetivos, como escoltar a los civiles vulnerables en las tareas cotidianas de ir a buscar leña y agua, escoltar los convoyes de ayuda humanitaria, suministrar ayuda médica a los darfurianos y calmar las disputas cotidianas, “todo ello sin demasiada fanfarria”, alardeó el general.
Aunque Occidente ha echado la mayor parte de la culpa por el fracaso de la UNAMID al Gobierno sudanés, por restringir el despliegue de la fuerza, Agwai se mostró bastante de acuerdo con Jartum. Aunque no se pueda negar que Jartum ha puesto restricciones a la UNAMID, éstas no son tan malas como se dice y además están disminuyendo, según el general.
Agwai también rechazó la sugerencia de que si Jartum no hubiese insistido en que la UNAMID fuera una fuerza en la que predominasen las tropas africanas, los países no africanos podrían haber desplegado tropas armadas con helicópteros y otros equipamientos de importancia vital.
Para este militar, si el conflicto estuviera teniendo lugar en Nigeria, su país, y no en Sudán, el Gobierno nigeriano hubiera puesto unas restricciones similares a las tropas internacionales por cuestiones de orgullo nacional y soberanía. Es un error por parte de la comunidad internacional tratar la misión de Darfur como si fuera igual que la de Sierra Leona, Liberia o la República Democrática del Congo, donde no había Gobierno establecidos con los que tratar.
(Pretoria News, Suráfrica, 03-10-08)