A pocos días del escrutinio, Amnistía Internacional junto a una treintena de ONGs activas en Mauritania ha llamado a los seis candidatos a las elecciones presidenciales a firmar un manifiesto que contiene 12 compromisos en favor de los derechos humanos, centrados sobre todo en la lucha contra la esclavitud y la violencia contra las mujeres. Esta organización, con el apoyo del Forum de Organizaciones nacionales de derechos humanos (FONADH), ha transmitido que es necesario que el próximo presidente mauritano aborde urgentemente la situación deplorable del país en este ámbito.
6 candidatos, entre los cuales se encuentra Mohamed Ould Cheick como representante del partido en el poder, se presentan en la primera vuelta de las presidenciales, previstas para el sábado 22 de junio. Tras estas elecciones debería tener lugar la primera transición de poder entre un presidente saliente y su sucesor electo en un país que entre 1978 y 2008 ha experimentado numerosos golpes de estado.
En su comunicado, las organizaciones no gubernamentales reclaman a los candidatos la firma del documento, ya que se espera que el siguiente mandatario tome una posición más determinada a la hora de combatir la esclavitud, la trata de personas y los ataques contra la libertad de expresión, lo que incluiría acabar con las maniobras de intimidación y acoso que actualmente sufren los defensores de los derechos humanos.
El tercer punto del manifiesto estipula que una ley para luchar contra la violencia machista deberá ser adoptada durante el primer año de la legislatura. Esto se prevé complicado, ya que otras propuestas legales tratando de poner fin a la discriminación por razón de género han sido rechazadas por la asamblea general en enero de 2017 y diciembre de 2018.
Si bien la esclavitud en Mauritania fue oficialmente abolida en 1981, el fenómeno sigue existiendo, sobre todo en la forma de cesión gratuita por los descendientes de esclavos de una parte de su cosecha a sus antiguos amos y del matrimonio forzado de esclavos, llegando incluso a su venta. En agosto de 2015 Mauritania adoptó una nueva ley que catalogaba la esclavitud como crimen contra la humanidad, con penas de hasta 20 años de cárcel.
?La población del país, más de 4,5 millones de habitantes, está compuesta por comunidades beréberes, haratine — descendientes de esclavos de dueños árabe -beréberes— y afromauritanos, generalmente caracterizados por tener como lengua materna un idioma étnico del África subsahariana. Según un informe de Amnistía Internacional, hasta 43.000 personas estaban todavía ligadas a la esclavitud en 2016, lo que representa aproximadamente el 1% de la población total.
Fuente: SlateAfrique
[Traducción y edición, Álvaro García López]
[Fundación Sur]
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