El parón económico global, derivado de la pandemia del coronavirus, ha llevado a África a su peor recesión desde hace 30 años. Esta crisis ha tenido serias repercusiones en el desempleo, la pobreza, las desigualdades y la inseguridad alimentaria.
La mayor parte del continente ha experimentado lo mismo que en otras partes del mundo, preocupantes tasas de mortalidad y de infectados por la covid-19. Sin embargo, según un informe reciente, elaborado por la Fundación Mo Ibrahim, algunos de los problemas estructurales de áfrica se han agravado como consecuencia de la pandemia, como la recesión, la creciente violencia y un mayor desempleo. Según este informe, titulado COVID-19 in Africa one year on: Impact and Prospects,
“La crisis económica global ha abocado a África a la recesión por primera vez en 30 años con severas repercusiones para el desempleo, la pobreza, las desigualdades, y la inseguridad alimentaria”.
El informe explica que los países africanos han implementado —como en otras partes del mundo— restricciones severas a los viajes y un rastreo robusto de los contactos desde que comenzó la pandemia, salvando potencialmente millones de vidas. África ha sido el único continente donde la violencia ha aumentado durante el curso de la pandemia.
La violencia comunitaria aumentó un 78 %, mientras que más de 90 personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad, tratando de implementar las medidas de toque de queda. Los esfuerzos para la resolución de conflictos y la contrainsurgencia se contrajeron, dando vía libre a los grupos extremistas para llenar los espacios abandonados por el Estado.
Camilla Roca, responsable de investigación en la fundación señaló que,
“La covid-19 ya se ha integrado en la propaganda de grupos como Al-Shabaab y Boko Haram, contribuyendo a justificar su causa. Quieren mostrarse a sí mismos como proveedores de servicios, con Al-Shabaab, por ejemplo, abriendo clínicas y el Estado Islámico en la RDC administrando medicinas”.
Es por este tipo de amenazas por las que es necesaria la implementación de una estrategia de recuperación enfocada a la creación de empleo sostenible. Una solución sería desarrollar una industria manufacturera de vacunas, algo que podría impulsar la creación de empleo en diferentes sectores y reforzar los sistemas de salud.
En el prefacio del informe, el director de la fundación, Mo Ibrahim, expresó que
“Aprovechando las lecciones de la covid-19, nuestro continente puede construir un futuro más sostenible, autosuficiente e inclusivo. Esto debe estar respaldado por la buena gobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas; y la juventud africana, que es el futuro de nuestro continente, debe estar en el corazón del plan”.
Fuente: New Zimbabwe
[Traducción y edición, Omar Benaamari Hedioued]
[Fundación Sur]
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