La policía de Marruecos ha golpeado a docenas de manifestantes que desafiaron la prohibición de las manifestaciones el día 22 de mayo, provocando varios heridos y arrestos, según los testigos.
La violencia de la policía parece ser señal de un enfoque más dura del gobierno contra el movimiento de protestas, que cada vez es más desafiante, desde su comienzo festivo, a mediados de febrero.
También, algunos cada vez son más abiertamente críticos con el rey, pero las protestas no han alcanzado la escala de las de los otros países árabes. “Manifestarse es un derecho legal, ¿por qué tienen miedo los Makhzen?”, cantaba la multitud en Casablanca, refiriéndose al tribunal real. “¡Makhzen fuera! ¡Abajo con el despotismo!”.
Un corresponsal de Reuters fue testigo de cómo siete policías antidisturbios atacaban a un hombre con barba, de unos 30 años, golpeándole repetidamente en su cabeza y cuerpo, causándole graves hemorragias.
“Hemos sido traídos aquí porque esta es una manifestación no autorizada”, explicó un policía en el lugar, que se negó a dar su nombre.
Los manifestantes querían acampar enfrente del parlamento en Rabat, pero las autoridades estaban nerviosas por evitar que se produjeran eventos como los de El Cairo, a principios de este año, cuando los manifestantes que ocuparon la plaza de Tahir, al final ayudaron a derrocar al gobierno.
Tanto en la capital como en Casablanca, la policía armada con porras y escudos sacó a la gente de las calles, fuera donde fuera que se reunieran. Los manifestantes se dispersaron en grupos más pequeños, a menudo perseguidos por la policía.
Un destacado líder de las protestas en Rabat, que había sido golpeado la semana anterior, ha sufrido una conmoción cerebral grave, según ha declarado un compañero de protestas. Unas cinco personas han resultado heridas en Rabat, aunque algunas fuentes aseguran que los heridos son muchos más.
Los manifestantes de Casablanca han declarado que la policía allí también golpeó a gente, “Nos mantenemos unidos por la dignidad”, afirma un panfleto de las protestas, “Estamos en contra del despotismo, contra la corrupción. Queremos dignidas, libertad, democracia y justicia social”.
Durante mucho tiempo considerado un estado moderado y estable, Marruecos ha experimentado un aumento de los disturbios este año, inspirados en las exitosas revueltas populares de Túnez y Egipto.
En los últimos meses, los manifestantes que piden más derechos democráticos y beneficios económicos han celebrado concentraciones por todo el país, de 32 millones de habitantes, lo que ha resultado con la muerte de, al menos, seis personas.
El día 20 de mayo, un grupo de licenciados desempleados lograron atravesar la multitud hasta acercarse al rey Mohammed después de que liderase los rezos del viernes, y corearon “Majestad, queremos trabajos”. La televisión estatal cortó la retransmisión en directo cuanto empezaron a oírse los eslóganes.
La irrupción fue considerada una atrevida violación del protocolo, en un país donde el retrato del rey adorna tiendas y espacios públicos y muchos le tratan con reverencia. El rey es también comandante de los fieles y el líder de los musulmanes marroquíes, del que se dice que es descendiente del profeta Mahoma.
La familia real ha gobernado Marruecos desde el siglo XVII, y ha sobrevivido tanto al gobierno colonial francés como a la independencia.
Marruecos tiene el producto interior bruto per cápita más bajo de la región del Magreb. Muchos viven en la pobreza y casi la mitad de la población es analfabeta.
En respuesta a las protestas públicas, el rey anunció en marzo que reformaría la constitución para permitir mayores derechos democráticos. Una comisión va a anunciar el borrador de la nueva constitución en próximo mes.
(IOL, 23-05-11)
