La Junta militar de Malí, liderada por el coronel Assimi Goïta, ha anunciado la suspensión indefinida de las actividades de los partidos políticos y asociaciones políticas en todo el país. Este movimiento, según la Junta, responde a la necesidad de mantener el orden público y detener lo que consideran discusiones inútiles y actos subversivos por parte de dichas entidades. Este anuncio se produce en un contexto en el que los militares han prolongado su permanencia en el poder más allá del plazo acordado, incumpliendo así los compromisos previamente establecidos de ceder el gobierno a civiles electos y de celebrar elecciones presidenciales en febrero de 2024.
El coronel Maïga, portavoz del Gobierno, justificó la suspensión de los partidos políticos argumentando la necesidad de un diálogo nacional coherente, que según él se ha visto obstaculizado por discusiones estériles. Esta medida ha dejado a la oposición en una situación de impotencia, enfrentando medidas coercitivas y presiones que han limitado su capacidad de acción desde agosto de 2020. A pesar de esto, algunos partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil han expresado su preocupación por el vacío institucional creado por el incumplimiento de los plazos establecidos, exigiendo una consulta rápida e inclusiva para la celebración de elecciones presidenciales y reservándose el derecho de tomar acciones legales para restaurar el gobierno civil.
El coronel Maïga también enfatizó la importancia de continuar la lucha contra los grupos armados yihadistas e independentistas tuareg, argumentando que Malí se encuentra en una fase crítica que requiere unidad y acción colectiva. El comunicado de prensa del Consejo de Ministros anunció la expansión del perímetro de seguridad alrededor de las instalaciones militares clave en todo el país.
Desde su ascenso al poder, la Junta ha tomado una serie de medidas disruptivas, incluida la ruptura de alianzas con potencias extranjeras como Francia y la denuncia de acuerdos previos con grupos independentistas en el norte del país. Este giro autoritario en Malí se suma a la tendencia de golpes de Estado militares en la región del Sahel, con Guinea en 2021, Burkina Faso en 2022 y Níger en 2023, lo que ha llevado a una alianza entre estos países afectados por el yihadismo y su decisión de abandonar la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO).
Fuente: Jeune Afrique
[Traducción y edición, Bruno Rodríguez]
[CIDAF-UCM]
