Desgarrada por la guerra la sociedad tiene dificultades para ocuparse del problema de la droga en los jóvenes desmovilizados
Por Lucie Bindu, en Goma (AR nº 243, 22 enero 2010)
Los esfuerzos tendentes a reconstruir la sociedad en la región devastada por la guerra del este de la RDCongo, se encuentran obstaculizados por el problema de uso de las drogas entre los antiguos niños-soldado, ya que un buen número de entre ellos tienen grandes dificultades para adaptarse a la vida civil, según expertos que trabajan en la región.
“Hay numerosos jóvenes afectados por la dependencia de la droga, especialmente entre los niños-soldado y los niños de la calle”, ha declarado Richard Amani, que trabaja para una ONG local, PAMI, Programa de lucha contra la extrema pobreza y la miseria. “Los niños-soldado son drogados por los jefes de las milicias. Se hacen violentos y dependientes y su reintegración en la sociedad no es sino más difícil”.
Un coordinador de programas de una ONG internacional que trabaja en la región – que ha rehusado que su nombre sea citado – ha declarado que el 95% de los niños utilizados en los conflictos armados habían sido puesto en contacto con drogas, la mayoría de las veces la marihuana, aunque el Khat, un estimulante, también haya sido utilizado.
La cuestión del uso de drogas entre los niños-soldado ha sido abordada en el proceso de Thomas Lubanga ante la Corte Penal Internacional, CPI. El antiguo presidente de la Unión de Patriotas Congoleños (UPT) está acusado de reclutamiento y utilización de niños soldado en el conflicto del este de su país entre 2002 y 2003.
El 17 de enero, un antiguo niño-soldado prestaba testimonio de manera anónima y declaró que había sido “emborrachado y había fumado cannabis” durante la batalla en la que había participado en Bogoro.
Erick Kenzo, otro antiguo niño-soldado, ha declarado que la utilización de la droga en el seno de los grupos armados, especialmente entre los jóvenes reclutas, era un problema que debía ser tratado. “Hemos utilizado drogas y a menudo la dependencia continúa después de nos hayamos desmovilizado”, ha dicho. “Algunos siguen tomando drogas. No son ayudados para que se integren en la sociedad o comprenda lo que les ha sucedido”.
Kenzo había sido secuestrado en 1996 por hombres armados cuando justamente tenía 15 años. Ha explicado que los niños consumían frecuentemente drogas para olvidar la situación difícil en la que se encontraban y expulsar cualquier pensamiento sobre su casa o sus antiguas vidas.
Miles de niños-soldado han sido reclutados en los diversos conflictos que han golpeado el este de la RDCongo por parte de grupos de milicias locales, así como por parte del ejército nacional. En 2008, la Coalición para poner fin a la utilización de niños-soldados había relatado que cerca de 30.000 habían sido reintegrados en la sociedad. Pero otros miles podrían haber sido reclutados desde la guerra 2007-2009 entre el ejército y el Congreso Nacional por la Defensa del Pueblo, CNDP, un antiguo grupo rebelde. El coordinador del programa de la ONG ha declarado que los jefes de milicia impulsaban a menudo a los niños a consumir drogas para mejorar la cohesión entre ellos y para desensibilizarlos respecto de los actos para cuya ejecución recibían órdenes.
Se trata de una `preocupación importante en la medida en que un gran número de niños-soldado, que con frecuencia tienen la impresión de que no están seguros y de ser rechazados por la sociedad, terminan por retornar a sus antiguas vidas de combatientes o se orientan hacia el crimen, uniéndose a los traficantes de droga locales. Los agentes del orden de la región reconocen que el problema de la droga ha puesto a prueba la sociedad y debe ser tratado con urgencia.
“El crimen cada vez está más ligado a las drogas”, ha declarado un capitán de la unidad de investigación criminal de Goma, que no ha querido que su nombre sea conocido. “Podemos mostrar que el número de delitos es elevado en los distritos en los que hay tráfico de drogas”. Para Amani, trabajador de una ONG local, resolver el problema de la droga es un elemento indispensable de la reconstrucción de una sociedad desgarrada por años de combates encarnizados. “Debemos sensibilizar a la gente sobre los efectos negativos de las drogas, sobre la existencia de nuestro centros que pueden ayudar a superar la dependencia de estas sustancias”, ha declarado Amani
Lucie Bindu es una periodista formada por Institute for War and Peace Reporting (IWPR) en Goma.
Este artículo forma parte de una serie de reportajes hechos por periodistas que han seguido un curso de periodismo internacional de IWPR Netherlands en Goma.
Traducido por Ramón Arozarena