“La cultura contribuye a la economía del país”, Entrevista a Matilde Muhocha

24/02/2015 | Entrevistas

Matilde_Muhocha.jpg Entre la historia y el arte navega Matilde Muhocha, historiadora que cree en la capacidad que la cultura tiene de generar riqueza. Desde su punto de vista, del mismo modo que las grandes industrias son importantes para el desarrollo del país, la cultura también lo es.

Comienzo con una pregunta introductoria. ¿Tenemos en Mozambique industrias culturales?

Cuando hablamos de industrias culturales, nos referimos a todo un ciclo de productos culturales posibles de ser creados y entrar en el circuito comercial, en el que hay personas que pagan por esos elementos.

Son un conjunto de sectores de la cultura los que tienen la capacidad de generar renta y, sobretodo, garantizar la difusión de la identidad de las comunidades. Todo lo que está a nuestro alrededor hace parte y es producto de las industrias culturales. En este orden de ideas, hay en Mozambique industrias culturales, porque tenemos la capacidad de producción y de consumo, a pesar de que en algunos casos uno de los elementos de la cadena de valores de la industria esté en el extranjero.

La creatividad es importante en la edificación de las industrias culturales. ¿Mozambique ya percibió que junto a ésto es indispensable la osadía de exportar los productos que produce?

Vamos dando nuestros pasos, todavía no firmes. Tenemos la creatividad, el talento individual y los componentes culturales, pero todos esos elementos precisan alcanzar a otros sectores para que puedan contribuir en este objetivo único. El país, a medida que va avanzando, tiene prioridades de desarrollo. Hace solo cinco o diez años que se comenzó a hablar de la cuestión de la valorización de las capacidades individuales.

Al valorizarse la capacidad individual creo que se van a crear condiciones para que tengamos fábricas de procesamiento que puedan convertir las ideas existentes a nivel interno en productos tangibles.

Una provocación. ¿Por qué en Mozambique, al descubrir minerales, invertiría en la industria creativa cuando la “llave” para el desarrollo reside en aquellos recursos?

Es realmente una provocación. Tenemos a la gran industria de extracción y minera produciendo dinero, comprobable en términos de dígitos de desarrollo económico. Pero, al mismo nivel, tenemos una industria de pequeña dimensión, la cultural y creativa, que tiene la capacidad de responder a las demandas de necesidades primarias: salud, alimentación y escuela. Tenemos varias personas que practican corte y costura en cualquier esquina.

Esas personas reciben clientes todos los días. La baja renta de los sastres o de las costureras tiene capacidad para educar a una familia entera. Éste es el componente cultural de las sociedades que deben ser incentivadas y apoyadas para que puedan crear una balanza con la gran industria. A pesar de que la gran industria tenga capacidad de construcción de escuelas, educar a las personas en una sociedad no significa necesariamente tener sólo escuelas abiertas. Los niños que van a la escuela necesitan de una inversión que es proporcionada por la familia, que tiene en la base de sustento a las industrias culturales. O sea, las familias tienen la capacidad de generar rendimientos al nivel más micro, y esa capacidad micro es la que hace el balance en el desarrollo de la sociedad. Los sectores del área cultural contribuyen a la economía del país, por eso deben ser valorados.

Usted es coautora del “Manual de gestión de industrias culturales”. ¿Cuáles fueron sus motivaciones para este libro?

El libro surge en el ámbito de un proyecto sobre la coordinación de Emanuel Dionísio, financiado por la Unión Europea y por los Países de África, Caribe y Pacífico. Se constató que no teníamos un manual publicado en esta área. El artículo de Tania Tomé sobre el papel de la cultura en la producción de la riqueza nos trajo una provocación en relación a la necesidad de ver la cultura sobre el punto de vista de generar riquezas. Nos interesaba explicar cómo era el área de las industrias culturales y cómo trabajar en ella, porque todavía no existía un manual de esta naturaleza.

El principio de Maslow ayuda a percibir cuándo se debe insertar un producto en el mercado. ¿Los agentes culturales mozambiqueños están preparados para el efecto?

Deben estar preparados y preocupados en ver cuáles son las necesidades que las sociedades tienen y, a partir de éstas, reconciliar dichas necesidades con el principio de Maslow, que dice que las necesidades de las personas tienen una cierta jerarquía. Las personas primero tienen necesidades primarias, pero también tienen necesidades de ocio y entretenimiento. Es fundamental hacer un estudio antes de meter un producto en el mercado, para que se consiga ir al encuentro de las expectativas y necesidades de las personas.

Es curadora de la Fortaleza de Maputo. ¿El qué encierra esa institución?

Es un monumento histórico nacional, un espacio de presentación e interpretación de la historia de la colonización de Mozambique y de la resistencia ante esa colonización.

Es un edificio que fue erguido en el contexto de la ocupación portuguesa. A partir de un determinado momento se utilizó para contar la historia que gira en torno de la colonización, utilizando el edificio que fue construido y para contar su propia historia.

¿Mozambique tiene políticas concretas para la conservación de locales y patrimonios históricos?

Sí, tenemos una legislación que protege los patrimonios. Lo que necesitamos es fortalecer la capacidad de implementación de esta legislación.

José dos Remédios

O País – Fundación Sur

[Traducción, Gabriel Bayarri]

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