En poco más de una semana, casi 10.000 etíopes han solicitado asilo en Kenia, lo que subraya las tensiones étnicas y los problemas internos que enfrenta la nación del Cuerno de África y plantea un desafío directo a la coalición gobernante.
Los refugiados huyeron de la inquieta región de Oromia tras una operación militar fallida contra miembros del Frente de Liberación de Oromo. Durante una redada en las aldeas, el gobierno dijo que una inteligencia falsa llevó a los soldados a matar «equivocadamente» a nueve civiles y herir a otros 12. Desde entonces, la inquietud y el miedo han obligado a miles, incluidas 600 mujeres embarazadas, discapacitadas y personas mayores, a huir a la ciudad fronteriza de Moyale en Kenia y establecer campamentos improvisados. La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados dijo que era difícil evaluar cuántas personas más habían huido, ya que muchos estaban alojados por amigos y parientes.
El estallido de violencia se produce semanas después de que el gobernante consejo del Frente Democrático Revolucionario Popular de Etiopía impusiera un estado de emergencia de seis meses en medio de protestas masivas contra el gobierno. La oposición de base al gobierno proviene en gran medida de los Oromos y Amharas, quienes desde hace más de dos años han denunciado la exclusión sistemática, el acaparamiento de tierras por parte del estado minoritario dominado por Tigray, además de una representación limitada en altos cargos gubernamentales.
El gobierno reaccionó a estas protestas con fuerza, recibiendo fuertes críticas de sus aliados en Occidente. Los disturbios también pusieron en peligro la economía en auge de la nación y su lugar como un centro importante para el abastecimiento global de prendas de vestir.
El pasado enero, el gobierno anunció que cerraría un infame centro de detención y liberaría a los presos políticos, incluidos los que esperan juicio. Y el primer ministro Hailemariam Desalegn renunció a su cargo a mediados de febrero, abriendo un juego de sucesión y amargas luchas internas. Las figuras de la oposición insistieron en que las reformas tibias o las concesiones poco entusiastas no resolverán los problemas del país, y piden que se revise el sistema de gobernanza
El Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope se reunirá pronto para elegir a su próximo líder. Chris Suckling, analista senior de IHS Markit, dice que Abiy Ahmed, que lidera el partido oromo que conforma la alianza gobernante, «es el sucesor más probable como primer ministro». Suckling dijo que Ahmed era uno de los favoritos dada su estrecha relación con la juventud oromo y las agencias políticas y de seguridad del país.
Mientras tanto, en Moyale, los refugiados desplazados continúan llegando a diario, narrando historias de horror en las aldeas que se encuentran a ambos lados de la frontera.
Fuente: Quartz
[Fundación Sur]
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