Kenia se enfrentó a una nueva amenaza terrorista tras un ataque con granada atribuido a la milicia islamista somalí que mató a seis personas e hirió a 63 en una terminal de autobuses en la capital Nairobi.
Cuatro granadas fueron lanzadas la noche del sábado tal y como aseguró en rueda de prensa, el Ministro de Seguridad Interna, George Saitoti, el domingo, día 11 de marzo.
Decenas de autobuses estaban estacionados en la terminal llena de kenianos que salen el fin de semana para visitar a familiares fuera de la capital.
Si bien la responsabilidad del ataque no había sido reclamada hasta finales de la mañana del domingo, las autoridades kenianas culparon a las milicias islamistas de línea dura Shabaab, debido a que las tropas de Kenia están luchando en la vecina Somalia.
«Sospechamos que esto es obra de Al-Shabaab, pero todo esto va a salir en las investigaciones», dijo a los periodistas Saitoti.
Al-Shabaab ha amenazado a Kenia desde que envió sus tropas a Somalia a mediados de octubre para desalojar a los insurgentes islámicos que controlan grandes extensiones del sur, a Al-Shabaab se le acusa de una serie de secuestros y ataques en su territorio.
Deplorando el ataque del sábado, el vicepresidente Kalonzo Musyoka dijo: «Este es un acto de la gente que piensa que puede perforar la voluntad del pueblo con terrorismo. Es un momento difícil, pero se debe fortalecer nuestra determinación y estoy seguro de que vamos a ganar».
Dos personas murieron en el lugar, una de ellas camino al hospital, mientras que otras tres víctimas sucumbieron a sus heridas durante la noche, según fuentes hospitalarias.
«La cifra de muertos es ahora de seis, y tenemos a 63 personas en tratamiento en el Hospital Nacional Kenyatta, 11 de ellos resultaron gravemente heridos», dijo Saitoti.
El ataque del sábado fue el más mortífero en Nairobi desde junio de 2010, ataque que no se atribuye a los islamistas, que sucedió durante una reunión pública en contra de la adopción de una nueva constitución, en el que la cifra de muertos fue también de seis.
Más devastador fue el ataque que se produjo con coche bomba cerca de la embajada de EE.UU. en agosto de 1998 que mató a 213 personas e hirió a 5.000, atribuido a Al-Qaeda.
Este último ataque, el del domingo ha aumentado los temores de una campaña de terror en Nairobi. Menos de dos semanas después de que el ejército enviara miles de tropas y tanques a Somalia a finales de octubre, dos ataques con granadas tuvieron lugar en menos de 24 horas dejando una persona muerta y 30 heridos. Una granada fue detonada en un bar y la otra en una parada de autobús.
Un muchacho, de 28 años de edad, presuntamente miembro de Al Shabaab fue arrestado y condenado a cadena perpetua tras admitir que fue el responsable de los ataques.
Pero se están dando más ataques como resultado de esta condena a manos de la rama de al Shabaab somalí, que apela a sus simpatizantes a librar una «guerra santa» en suelo de Kenia.
El Ministro de Seguridad Interna Saitoti aseguró el domingo que la seguridad se ha intensificado en respuesta a este último ataque.
«Hemos intensificado la seguridad en las instalaciones del gobierno y de todos los lugares públicos, iglesias, hoteles, centros comerciales y estaciones terminales de autobuses, para disuadir a esos criminales de llevar a cabo sus malas intenciones», dijo.
Aunque la seguridad se ha incrementado radicalmente en los últimos meses cerca de algunos hoteles de lujo, la presencia policial había sido notablemente menor en lugares públicos concurridos, como estaciones de autobuses.
Capital FM, 11 de marzo 2012.
Noticia traducida y enviada desde Nairobi por Eva Estaun.