Las autoridades informaron que el lunes, casi 2.000 taxistas y conductores de microbús, así como pasajeros, fueron arrestados en Kenia, mientras la policía comenzaba a hacer cumplir las normas de seguridad vial que habían ignorado durante mucho tiempo.
La ofensiva contra los taxis y los autobuses minibús resultó en largas colas y calles inusualmente libres de tráfico, ya que muchos conductores se quedaron en casa, en lugar de arriesgarse a ser arrestados, así como muchos transportista no movieron sus flotas.
Advertencia
El jefe de policía, Joseph Boinnet, en una conferencia de prensa en la capital, Nairobi, declaró que «Cerca de 2.000 delincuentes fueron arrestados… Estos incluyen operadores de matatu, conductores de vehículos privados e incluso usuarios de Vehículos de Servicio Público que no se habían asegurado».
Boinnet advirtió a los pasajeros sobre los vehículos de transporte que no cumplen con las «reglas de Michuki» del país, que se remontan a 2004 y llevan el nombre del ministro de transporte de ese momento. Las reglas requieren que los vehículos estén debidamente asegurados y tengan cinturones de seguridad para todos los pasajeros, que los conductores tengan licencia, estén sobrios y obedezcan las señales de tráfico. También hay disposiciones sobre uniformes, pintura y hacinamiento.
No estaba claro de inmediato cuántas personas serían acusadas o detenidas bajo la represión.
Voluntad política
Los esfuerzos anteriores del gobierno para hacer cumplir las normas de seguridad vial se han visto socavados por la corrupción y la falta de voluntad política. Los matatus de Kenia a menudo están pintados en colores brillantes, con música fuerte y con luces de neón y grandes pantallas de televisión parpadeando en el interior. Los minibuses son vistos como una amenaza en las carreteras, acelerando, realizando maniobras arriesgadas y desobedeciendo las reglas básicas de tráfico. Sin embargo, el servicio barato y rápido que brindan es esencial para millones de personas que viajan diariamente.
El ministro del interior, Fred Matiang’i, declaró que el gobierno implementará las reglas en interés de la seguridad vial, a pesar de la interrupción: «Me han dicho que algunos operadores han decidido retirar sus vehículos. Eso está bien, pueden quedarse en casa todo el tiempo que lo deseen porque no vamos a cambiar nuestra posición».
Control de carreteras
Las estadísticas oficiales muestran que alrededor de 3.000 personas mueren anualmente en accidentes de tráfico en Kenia. Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la cifra podría ascender hasta 12.000, casi un 50% más alta que el promedio mundial cuando se calcula como un porcentaje de su población.
El mes pasado, al menos 50 personas murieron cuando un autobús que viajaba de Nairobi a la ciudad occidental de Kakamega volcó y perdió todo el techo.
Fuente: Daily Nation
[Traducción y Edición, Sara Gil Martín-Serrano]
[Fundación Sur]
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