El General Militar Haftar, un hombre decidido, que manda a unos 25.000 combatientes del este de Libia, la semana pasada comenzó una ofensiva para hacerse con la capital (Trípoli). Después de los primeros avances, la ofensiva ha perdido intensidad y parece ahora más un espejismo. Desde la caída del dictador Muammar al Gaddafi en 2011, Libia continúa siendo un estado fallido con un control territorial dividido entre milicias locales y coaliciones. Los dos principales centros de poder son el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), reconocido por la ONU con sede en Trípoli, y el Ejército Nacional Libio del General Haftar. En las últimas semanas, Haftar consolidó el control sobre gran parte del este y el sur del país en una serie de ofensivas militares.
Haftar pretendía hacerse con el control en Libia y consolidar el poder en todo el país por medio de la fuerza. Lo que no ha tenido en cuenta en sus planes es la capacidad de movilización de tropas por parte de la GNA y de sus potenciales aliados. Por lo que el avance de Haftar se ha detenido al sur de la capital. El desprecio de Haftar por las consecuencias que podrían tener sus acciones para los civiles, supone un enfoque más dramático, además del desdén por la comunidad internacional y sus intentos de mediar en el conflicto. La ofensiva sobre Trípoli se anunció mientras el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, estaba en la capital para impulsar nuevas conversaciones y eventualmente, elecciones.
El conflicto tiene también dimensión internacional debido a que Haftar cuenta con el apoyo de Egipto y Emiratos Árabes Unidos, que ven en él un baluarte. La Fuerza Aérea de los Emiratos Árabes Unidos tiene una base en el este de Libia, además ambos países han entregado armas a sus fuerzas. Por una parte, si la ofensiva del general Haftar fracasa podría aumentar la presión sobre sus fuerzas para finalmente aceptar las elecciones y un nuevo gobierno, por otro lado, ambas partes están reuniendo armas pesadas en sus posiciones. Si Haftar insiste en una ofensiva total, los libios podrían enfrentarse a un conflicto sangriento en la capital.
Fuente: africanarguments
[Edición y traducción, J. Martín]
[Fundación Sur]
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